Revolución es hacer cada día de nuestro pequeño espacio, un lugar digno de habitar
"La Maldita Máquina de Matar" Pinchevsky/ Medina

domingo, mayo 31, 2020

NADIE IMAGINA COMO VA A SER LA NORMALIDAD

Creditos / Titulo Foto
Por Ignacio Budano.
Voy empezar con una analogía del final del cuento “La Autopista del Sur” de Julio Cortázar. Si alguien no lo leyó vaya al siguiente párrafo o mejor aún aproveche esta oportunidad para hacerlo. En un momento del cuento, el embotellamiento que había favorecido vínculos entre los automovilistas, concluye. Los autos vuelven a moverse a la velocidad normal de una autopista y con esto se diluyen los vínculos que se habían construido.
Nadie imagina cómo va a a ser la normalidad ni cuándo será. En lo que se refiere a la comunidad educativa suponemos, por ahora, que en algún momento las escuelas volverán a funcionar como lo hacen desde hace más de un siglo en nuestro país. No es momento para analizar los cambios sucedidos en los sistemas educativos y las instituciones escolares desde la sanción de la Ley 1420 a nuestros días. La idea es pensar qué nos espera cuando volvamos a los edificios escolares.
Para intentar una hipótesis sobre lo que viene, una posibilidad es repasar lo sucedido en  otros momentos de crisis, así como también intentar una mínima recopilación de experiencias de lo que sucede por estos días.
Sobre lo primero cabe decir que, en general, las crisis económicas y sociales afectan a la escuela por más tiempo de lo que duran para el resto de la sociedad. Al menos en nuestro país, cuando la sociedad siente que logró dejar atrás una crisis que afecta a la gran mayoría, la escuela carga durante mucho más tiempo con los traumas que quedaron como consecuencia de esos peores momentos.
Los problemas sociales y familiares entran a la escuela sin filtro: el hambre, el desempleo, las adicciones, la desigualdad, la explotación laboral, las alienaciones, las múltiples violencias como pueden ser la violencia de género o el maltrato infantil. Cabe detenerse en esta última problemática porque la escuela trabaja fundamentalmente con chicos y chicas. Y cuando se habla de maltrato infantil se abarcan distintas formas del mismo: maltrato físico, emocional, abusos, negligencias, abandonos o desatención.
Muchos chicos y chicas conviven hoy con alguna de esas realidades. Y aún cuando alguna de esas realidades se modifiquen las consecuencias perduran. Y la manifestación de ese perdurar se ve en la escuela. Y hay que convivir y trabajar con esa realidad. Cada día.  Para ese momento los temas salen de la agenda pública porque no afectan a la mayoría; salen de la agenda pública, perduran en la escuela y se responsabiliza a la escuela por ser ineficiente a la hora de abordarlos. A su vez, se esperan logros ajenos a esa realidad.
Volvamos al momento que estamos viviendo. Empiezo por lo propio. Trabajo en una escuela ubicada en el dentro de una villa y muchos de mis alumnas y alumnos no tienen conexión a internet. En muchos casos la mayoría de los dispositivos con los que acceden a contactos virtuales son los celulares de las personas adultas. Uno o dos por grupo familiar. Conociendo esta situación, antes de que se decrete la cuarentena, las y los docentes de la escuela tomamos las planillas con datos de las familias y armamos grupos de whatsapp. Sabíamos que subir actividades al blog no iba a funcionar en este caso. De todos modos lo hicimos, pero el whatsapp es lo único que nos está funcionando por el momento para comunicarnos con nuestros alumnos y alumnas, Esto tiene limitaciones: los videos ocupan mucho espacio, hay formatos de archivos que no se pueden abrir, links con archivos que requieren mucho consumo de datos en los casos de la familias que no tienen conexión wifi. No me voy a extender con las dificultades, tampoco con las alternativas que estamos generando ante esas dificultades. Logramos tener respuesta de un 50 por ciento y a cualquier hora del día. En otras experiencias, en escuelas con comunidades con mayor porcentaje de conectividad donde suben tareas a los blogs, también la proporción de respuesta es baja. La situación es difícil.
En muchos caso se juzga a las y los docentes por el manejo de las nuevas tecnologías. En algunos casos puede haber falencias pero lo más complicado, según lo que pude relevar,  es no estar ahí para  vincularse y dialogar con las y los estudiantes. Muchas veces las actividades requieren aunque sea un mínimo de mediatización con las familias. Ahí apelamos a la paciencia y recursos que no alcanzamos a visualizar por el momento. Lo único que está claro es que en este momento la brecha entre los que tienen recursos y los que no, los  que tienen familias que pueden hacer un seguimiento y los que no, se está ampliando.
Cuando volvamos a los edificios escolares nos encontraremos con muchas de estas realidades. Agreguemos las consecuencias que habrá dejado la incertidumbre de la cuarentena en los y las estudiantes. Pienso por ejemplo, en los procesos de adaptación interrumpidos en nivel inicial.
Ante este panorama que parece desalentador, la experiencia nos dice también que la escuela y las comunidades educativas tienen espaldas para cargar con estas y otras dificultades.
Unos días atras leí este Tweet de Adriana Puiggrós:
“Querida escuela: no te hemos abandonado, te valoramos más que antes. Llenaremos tus aulas con nuevas experiencias de la vida, con nuevos conocimientos científicos y tecnológicos y con nuevas lecturas. Seguís  siendo la plataforma de la Patria”
Para cuando para muchos todo esto sea simplemente un mal recuerdo, la escuela estará ahí afrontando las consecuencias. Quizá esa realidad parezca entonces tan imperceptible como los conductores de los autos de la Autopista del Sur una vez concluido el embotellamiento.
De a poco pero cada día trabajaremos en la reconstrucción. Y vamos a empezar una y mil veces. Como lo hemos hecho siempre.

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