Es
necesario diferenciar entre marchar y desfilar. Todo desfile es una
reverencia al Poder. De las Fuerzas del Cielo o de las fuerzas del infierno.
Pero reverencia al fin, escribe Alfredo Grande. Toda marcha es una forma de NO
reverenciar, de enfrentar al Poder. Por eso deseo y creo que el pueblo
viene marchando.
Por Alfredo Grande
(APe).- He insistido en pensar la realidad desde los
analizadores. Estos son espontáneos, construidos y/o históricos. Ayer miércoles
la marcha contra los Vetos fue un analizador histórico. ¿Qué me dice ese
analizador? Que la Marcha no es solo resistencia. Que la Marcha denuncia, pero
también enuncia. Y que el enunciado debe sortear dos entramados represores: el
del poder absoluto, represor, adecuadamente denominado “las fuerzas del cielo”
(Cielo Represor) y el entramado represor de los partidos que han partido la
política.
La política es la marcha. Lo político es la
colisión inter e intra partidaria. Estoy pensando en que los partidos políticos
fueron creados para gerenciar la política y, por lo tanto, expropiarla de los
intereses y deseos de los pueblos.
En los denominados “períodos fríos”, en este caso,
los largos años entre elección y elección, la política duerme. Mejor dicho:
está anestesiada. Pero siempre late una respuesta: la Marcha. No puedo dejar de
decir, mejor dicho, puedo, pero no quiero, decir que marchar contra los vetos
es la mínima expresión de la protesta social.
La pregunta del millón, no sé si de pesos o
dólares, es si hubiera habido Marcha sin vetos. O sea: hay dirigentes que piden
al Gobierno que cambie, que mejore. Citar la historia del alacrán y la rana es
demasiado obvia La rana no puede pedirle al alacrán que no la pique. Mejor
dicho, puede, pero no conviene.
El “mileismo” seguirá. Aunque Milei sea historia.
Igual pero igual que el nazismo.
El Nazi paradigmático murió, el nazismo sigue.
Simplemente porque el nazismo no era Hitler. Es al revés. Hitler era el
nazismo. O sea: el nazismo quedó. Con otros rostros, pero quedó. A
lo que voy es que la Marcha no debe detenerse. Es más: es necesario retener
siempre las Marchas del pasado. Después de la Marcha de ayer miércoles, es
bueno repasar otros Marchas.
En una época reciente, la Marcha de los Chicos del Pueblo sacudió
las fuerzas del cielo de esas épocas. Ahora, se pretende que los chicos se
queden en la casa (en caso de que la tengan) y no participen de la Marcha del
Pueblo.
En una evocación de Charles Dickens, es necesario
recordar, retomar, recuperar el espíritu y el cuerpo de las Marchas Pasadas. No
porque todo pasado fue mejor. Pero para que todo pasado sirva para un mejor
futuro.
Es necesario diferenciar entre marchar y
desfilar. Todo desfile es una reverencia al Poder. De las Fuerzas del
Cielo o de las fuerzas del infierno. Pero reverencia al fin. Toda marcha es una
forma de NO reverenciar, de enfrentar al Poder. Por eso deseo y creo que
el pueblo viene marchando.
O sea, sin Marchas, no hay Pueblo.
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