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"La Maldita Máquina de Matar" Pinchevsky/ Medina

domingo, mayo 05, 2024

MANAL ¨Una casa con diez pinos¨. In memorian

 



¿ESTE ES TU ÍDOLO?

 



Quién es Murray Rothbard, el gurú de Milei

Los gurúes económicos de Javier Milei están inmortalizados en los nombres de sus «hijitos de cuatro patas». Entre ellos está el que es, quizás, su mayor ídolo: Murray Rothbard. Referente de la Escuela Austríaca, el economista planteó que los padres no deberían tener la obligación legal de alimentar, vestir y educar a sus hijos, y que podrían, incluso, dejarlos morir. Pese a ser hijo de una pareja de inmigrantes judíos, y de haber sido criado en una familia comunista, Rothbard mantuvo vínculos estrechos con antisemitas, con negacionistas del Holocausto y con miembros del Ku Klux Klan. Breve historia para entender quién era y en qué creía uno de los principales teóricos del anarcocapitalismo.

Por: Miriam Lewin* y Horacio Lutzky** | Arte: Sebastián Angresano***

Javier Milei tiene gurúes económicos. Son grandes referentes teóricos de los libertarios. Con esos nombres bautizó a sus “hijitos de cuatro patas”, los mastines ingleses que tiene encerrados en los caniles de la quinta presidencial de Olivos: Murray, Robert, Milton, Lucas y ¿Conan? El primero homenajea a quien es, quizás, su mayor ídolo: el economista Murray Rothbard. Sin embargo, si éste viviera —murió en 1995—, el amor de Milei sería, posiblemente, un amor no correspondido.

El presidente tiene, también, gurúes religiosos, todos ellos judíos, y tiende a repetir slogans económicos como frases bíblicas. Adhiere fervorosamente a la organización Jabad Lubavitch, un grupo ultraortodoxo que tiene su sede central en Brooklyn, Nueva York, lugar que ya visitó dos veces en menos de un año. El primer mandatario tampoco pierde oportunidad de participar en rituales y actos organizados por la conducción de la comunidad judía argentina, como el de Janucá o el aniversario de los atentados contra la embajada de Israel y la AMIA. Se declara crecientemente unido al judaísmo: afirma que su propio abuelo fue judío y que, además, tiene un ancestro rabino. Lo reveló convenientemente en el estado de Florida, cuando recibió la condecoración de Embajador de la Luz. La revista de la institución, The Shul, anunció la entrega del galardón y veneró a los militares israelíes caídos en la incursión armada en Gaza.

Rothbard seguramente desaprobaría la cercanía del presidente con Jabad Lubavitch, la organización que lo acaba de distinguir  por sus ideas políticas y su apoyo incondicional a Israel. ¿Pero por qué lo reprendería alguien cuyas enseñanzas sigue con tanta pasión? Porque a pesar de ser hijo de una pareja de inmigrantes judíos, y de haber sido criado en una familia comunista, Rothbard tuvo vínculos estrechos con antisemitas y negacionistas del Holocausto: alabó su pensamiento, su producción teórica  y promovió sus candidaturas políticas.

Rothbard y el antisemitismo: la “mentira” de los seis millones

Harry Elmer Barnes, historiador estadounidense, dedicó su vida a estudiar las causas y consecuencias de las guerras mundiales. En sus últimos años desarrolló una teoría según la cual el ataque de las fuerzas japonesas a Pearl Harbor habría sido promovido por el gobierno norteamericano con el fin de obtener una excusa para entrar en la contienda. Hasta ese punto, todo podía ser aceptable y discutible. Pero lo que convirtió a Barnes en un verdadero paria académico fue su negacionismo del Holocausto. La muerte de seis millones de judíos fue, para él, una “propaganda de guerra”.

Rothbard no solo reivindicó el trabajo de Barnes en vida, sino que publicó, después de su muerte en 1968, un extenso y vehemente obituario, donde dice que Barnes fue victimizado por defender “la verdad histórica” y promover el revisionismo: “Fue el compromiso apasionado de Harry con la verdad lo que le valió la pérdida del aplauso de los académicos y las multitudes y lo arrojó, durante las últimas dos décadas de su vida, a la más completa oscuridad”.

En el Informe Rothbard-Rockwell —una publicación que Rothbard editó con el asesor político Lew Rockwell, fundador del think tank Mises Institute—, el economista que inspira a Milei publicó material supremacista blanco, como este comentario del columnista y escritor Sam Francis: “En primer lugar, la diferenciación natural de las razas en capacidades intelectuales implica que de las dos razas principales hoy en día, sólo una en los Estados Unidos posee la capacidad inherente de crear y sostener el nivel de civilización que ha caracterizado históricamente a los países de origen en Europa y América”. Francis, con su rechazo a la admisión de inmigrantes no blancos y no occidentales, fue caracterizado como ”el principal filósofo de la conciencia racial blanca de nuestro tiempo” y asesoró al político ultraconservador Pat Buchanan, que llevó, desde 1992, una relación de amistad con Rothbard.

Fue Rothbard el encargado de defender a Buchanan ante las acusaciones presentadas contra el político por la Anti Defamation League por sus expresiones racistas y antisemitas. El economista alegó que Buchanan nunca había propiciado medidas contra los judíos tales como “prohibirles la entrada un club de campo o imponerles cuotas máximas en diversas profesiones (cosas que sí han sucedido en EE.UU.). Así que, una vez más, es absurdo y una vil calumnia llamar antisemita a Buchanan”.

En 2010, sin embargo, Buchanan desmintió involuntariamente a su amigo fiel cuando se discutió la integración de Elena Kagan a la Corte Suprema de los Estados Unidos y éste la cuestionó por ser judía. “Si confirman a Kagan, los judíos, con menos del 2% de la población de Estados Unidos, tendrán el 33% de los puestos en la Suprema Corte. ¿Es esta la idea de los demócratas de diversidad?”, se preguntó el ultraderechista. Además, dijo que la soberanía de los Estados Unidos estaba en peligro a causa del “control israelí y la incursión mexicana”.

Para defender a su amigo, Rothbard publicó un larguísimo texto en el Informe Rothbard-Rockwell donde usó el argumento por excelencia de los antisemitas para defenderse: sostuvo que Buchanan tenía “muchos amigos judíos”.

Rothbard tiene muchos seguidores entre las nuevas generaciones de neonazis. Uno de ellos es Mike Enoch, fundador del ofensivo podcast Daily Shoah, y difusor habitual de comentarios y chistes antisemitas sobre asesinar a los judíos y deportar a los musulmanes y afroamericanos. Enoch declaró que su camino hacia la extrema derecha comenzó, principalmente, con la lectura de Rothbard. Activo negacionista del Holocausto, también fue creador de la página neonazi The Right Stuff, que dirigió hasta que se vio obligado a renunciar. Su final estuvo signado por el escarnio, al descubrirse que estaba en pareja con una mujer judía, algo que sus seguidores consideraron “realmente negativo para nuestro Cuarto Reich, blanco, nacionalista, neonazi y fascista”.

Otro miembro de la prole ideológica de Rothbard es Tony Hovater, soldador, músico de rock y cocinero, invitado frecuente de la Radio Aryan y concurrente a la marcha Whites Lives Matter (las vidas blancas importan) opuesta a Black Lives Matter. Hovater posteó en Facebook una imagen que supuestamente mostraba cómo sería la vida si Alemania hubiera ganado la Segunda Guerra: una calle llena de gente blanca y feliz, un restorán bullicioso, esvásticas por doquier y una leyenda: ¿qué parte resulta poco atractiva?

Chris Cantwell, otro neonazi, también estadounidense, conocido como el nazi llorón, se declaró un “gran fan de Murray Rothbard”. Dijo que después de pasar por él siguió con el libro Democracia. El dios que fracasó, del filósofo alemán Hans-Hermann Hoppe, quien se pronunció contra la inmigración y la homosexualidad y especialmente contra la democracia como sistema de gobierno. Hoppe es otro de los referentes favoritos de Milei, que en varias entrevistas se negó a contestar si cree o no en el sistema democrático.

Cantwell es autor de podcasts ultraderechistas y racistas. Pregona que los afroamericanos tienen inclinación por la violencia y que tienen bajos coeficientes intelectuales, que los judíos difunden el comunismo y que no son confiables. También que los inmigrantes superan en natalidad a los blancos —y que por eso es necesario legalizar la poligamia: para fomentar el nacimiento de bebés blancos— y que una guerra racial es inevitable. Sus puntos de vista son tan extremos que fue expulsado de varias organizaciones libertarias. Dijo que no entendía la cuestión judía. “Los judíos son gente blanca con ideas malas, ¿no? No tenía idea de que Karl Marx era judío: nunca los había asociado con el comunismo. Y en el preciso momento en que hice esa conexión dije: “todos tienen que morir”. Todos menos Rothbard, claro.

Rothbard y el Ku Klux Klan

La frutilla del postre es la adhesión de Rothbard a las propuestas ideológicas de David Duke, ex Gran Mago del Ku Klux Klan, la violenta organización racista, xenófoba y abiertamente antisemita. Nada de eso le impidió ser representante del Estado de Luisiana en el Congreso, candidato a gobernador y dos veces candidato a la presidencia. El economista, entusiasmado, declaró: “Es fascinante que no haya nada en el programa o campaña actual de Duke que no pueda ser adoptado también por los paleoconservadores o paleolibertarios: impuestos más bajos, desmantelamiento de la burocracia, recortes drásticos del sistema de bienestar social, ataque a la acción afirmativa y las cuotas raciales, pidiendo igualdad de derechos para todos los estadounidenses, incluidos los blancos: ¿qué hay de malo en todo eso?”.

En una de sus intervenciones públicas, Duke, que pasó quince meses en la cárcel por evasión fiscal y fraude postal, dijo que en realidad se lo encarceló porque se atrevió a “desafiar la dominación judía supremacista racista sobre la política exterior, gobierno y economía de los Estados Unidos”.

Duke escribió El supremacismo judío: mi toma de conciencia  sobre la cuestión judía la cuestión judía, publicado en 2003. En Amazon lo describen de la siguiente manera: “Duke revela una red de etnocentrismo judío que abarca bancos, medios de comunicación y política. Duke argumenta que las consecuencias del supremacismo judío son devastadoras para las culturas y sociedades que no son judías. Algunos ejemplos de movimientos judíos son la psicología freudiana, la antropología de Frank Boas —antropólogo judío estadounidense—, el feminismo radical y el multiculturalismo extremo”. La red social Twitter suspendió  en julio 2020 de forma permanente la  la cuenta de Duke tras publicar tweets con contenido racista y antisemita así como desinformación sobre la pandemia del coronavirus. Similar medida tomó la plataforma YouTube.

La lista de las adhesiones a Rothbard de personajes de la extrema derecha racista antijudía es larga, por lo que pareciera que las conductas de quienes se nutren de sus escritos no son casuales. El periodista John Ganz puntualizó en un artículo del 2017 sobre el recorrido del economista adorado por Milei: “Reflexionar sobre las extrañas fantasías políticas autoritarias de este declarado partidario de la libertad absoluta, recuerda particularmente a Shigalyev, el teórico de la célula revolucionaria en Los Demonios, de Dostoievski: «Mi conclusión se encuentra en directa contradicción con la idea de la que comencé. Procediendo de una libertad ilimitada, termino con un despotismo ilimitado”. 

Bonus track: Rothbard y el anticomunismo

Joseph McCarthy, congresista estadounidense, fue ejecutor de un anticomunismo furioso, no desde el debate ideológico político sino con listas negras, persecución y restricción a la libertad artística y de expresión, y censura lisa y llana. Su instrumento fue el Comité de Actividades Antiamericanas del Congreso, que persiguió a artistas de la talla de Charles Chaplin, entre otros.

En un homenaje a su amigo Roy Cohn, abogado de Mc Carthy, Rothbard dijo: “Solo ha habido un error con los métodos famosos de usted o de ese otro gran senador estadounidense, Joe McCarthy: ha sido demasiado amable, demasiado cortés, considerado, demasiado decente como para darse cuenta de la crueldad y el veneno de la mancha de la izquierda que está dedicado a expulsar a todos los anticomunistas eficaces de la vida pública”.

Encandilado por el macartismo, Rothbard escribió: “Había otra razón para mi propia fascinación con el fenómeno de McCarthy: su populismo. Había una necesidad vital de apelar directamente a las masas, emocional y hasta demagógicamente, contra las cabezas del establishment: las élites universitarias, los medios masivos de comunicación, la estructura político partidaria republicana y demócrata”.

Meses antes de morir, el inspirador de Milei defendió el libro The Bell Curve (La curva campana: inteligencia y estructura de clase en la vida americana), del psicólogo Charles Murray y el politólogo Richard Herrnstein, un texto apoyado en reputados científicos que es utilizado para sostener la inferioridad racial de las personas afro. Rothbard, entusiasmado, escribió que hasta la publicación de esa obra, en octubre 1994, “era vergonzoso y tabú para cualquiera hablar públicamente o escribir acerca de verdades que todos conocían en sus corazones”, aclarando que se refería “al casi autoevidente hecho de que los individuos, los grupos étnicos y las razas difieren en inteligencia y en muchos otros rasgos; y que la inteligencia, así como otros rasgos de temperamento menos controversiales, son en gran parte hereditarios”. Es decir, la inteligencia es genética, y las capacidades limitadas se transmiten de generación en generación.

Aunque acepta la superioridad racial blanca, Murray de algún modo relativiza la relevancia de la discriminación aunque sea importante para otros sectores políticos que de hecho la aplican. “Siendo estatistas hasta el núcleo, se ven obligados a tomar el control de los recursos y adjudicarlos entre los distintos grupos de la población. Son clasificadores: apuntan a clasificar a la gente para subsidiar aquí, para controlar y restringir allí. ¿Usarán los fondos de los contribuyentes para subsidiar a los desaventajados o a los genios?”.

Argumentos muy adecuados para un presidente que se animó a sostener su pertenencia a un colectivo de “superioridad estética”, tal como el nacionalsocialismo proclamaba al referirse a la raza aria.

En el reinado del mercado sobreviven los mejores, los superiores, y ninguna autoridad debe intervenir. En su libro La ética de la libertad, Rothbard sostuvo que los padres no deberían tener la obligación legal de alimentar, vestir y educar a sus hijos, por lo que incluso podrían “dejarlos morir”. Y que “en una sociedad absolutamente libre puede haber un floreciente mercado libre de niños”. La frase “El Estado es el pedófilo en el jardín de infantes con los nenes encadenados y bañados en vaselina”, en cambio, fue  creación de Milei.

Rothbard no llegó a conocer el gobierno de uno de sus más fieles seguidores porque dejó físicamente este mundo muchos años antes. El economista no tiene clones, aunque en Olivos haya un perro que lleva su nombre y un heredero humano cuyas acciones y medidas lo habrían maravillado. Lo que seguramente habría desaprobado  el gurú es la ferviente adhesión de Milei al judaísmo y a las políticas belicistas de Israel y de Estados Unidos. ¿Por qué? Porque para Rothbard, la expansión del Tercer Reich y sus políticas de exterminio no justificaban la participación de su país en la Segunda Guerra Mundial.

02/05/24.

*En Flores, Miriam Lewin vivió en la casa que había sido de Baldomero Fernández Moreno. Allí, plantó un jazmín: su olor fue uno de los más lindos que sintió en su vida.

Periodista especializada en investigación, integró los equipos de «Telenoche», «Telenoche investiga» y «Puntodoc». Condujo «Estamos en eso», con Claudio Morgado por Radio Nacional, y fue parte del equipo de informes especiales de «Telenoche».

Lee mucho en el kindle, pero marca los libros con un resaltador flúo de distintos colores.

Fue nominada, en siete oportunidades, al premio Martín Fierro en las categorías de mejor labor periodística en televisión, en radio, y cronista. Es coautora de los libros Ese infierno. Conversaciones de cinco mujeres sobrevivientes de la ESMA, con Munú Actis, Elisa Tokar, Cristina Aldini y Liliana Gardella; Secretos argentinos. La intimidad de los crímenes que conmovieron al país, con Marcelo Camaño; y Putas y guerrilleras, con Olga Wornat.

Desde los siete años quiso ser periodista: un oficial de inteligencia de la policía federal que se había infiltrado en la Comunidad Judía la contactó para contarle su historia. Con Horacio Lutzky, escribió el libro “Iosi, el espía arrepentido”, publicado por Sudamericana.

**Horacio Lutzky. Mientras preparaba el último número del periódico Nueva Sión, un medio progresista de la comunidad judía del que era director, Horacio Lutzky recibió un llamado de un hombre que decía tener secretos muy delicados de la causa AMIA. Lo recibió con una mezcla de intriga y escepticismo: nunca supuso que sería un agente de inteligencia infiltrado. Luego de contactar a Miriam Lewin, el espía los juntó. A cuatro manos, escribieron “Iosi, el espía arrepentido”.

Abogado y periodista, Horacio Lutzky fue codirector de noticias de la señal de TV por cable Alef Network (1995) y docente de la Universidad de Palermo en las carreras de Publicidad (Derecho y Práctica Profesional) y Periodismo.

Ya cuando estudiaba derecho notó que las normas jurídicas, la historia y las instituciones no lograban apasionarlo. En ese momento empezó a colaborar con notas en medios alternativos.

Asesor parlamentario en el juicio político a la Corte Suprema menemista por no investigar el atentado a la embajada de Israel y observador en el juicio oral por el atentado a la AMIA; es autor del libro de investigación periodística «Brindando sobre los escombros, la dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento” (Sudamericana, 2012).

***Sebastián Angresano ingresó en el universo periodístico en el 2007 como retocador fotográfico en la revista Veintitrés, rol que ejerció hasta el 2016. Durante ese tiempo trabajó en varias editoriales y agencias de diseño.

Es técnico en informática y estudió durante algunos años ingeniería en sistemas en la UTN, lo cual le permitió vincularse laboralmente con varias empresas de desarrollo web y marketing digital. En el 2013 se recibió de diseñador gráfico en la Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo (FADU -UBA), allí también ejerció durante varios años la docencia en la materia Diseño 2 de la Cátedra Gabriele y dictó varios talleres en la institución. Durante ese tiempo fue productor del programa radial “Noches de Entrega” (Radio Colmena) abocado a la arquitectura, el diseño y las artes.

En el 2016 fundó Bico, un estudio de diseño y comunicación visual que se especializa en el desarrollo de identidad integral para proyectos culturales, académicos y pequeños emprendimientos orientados a temáticas afines. En el 2017 ingresó como editor de arte en Revista Anfibia y en el 2019 asume el rol de director de arte.

Brindó capacitaciones para medios emergentes, donde se abordan temas como los procesos de trabajo y la búsqueda identitaria. Ha participado de charlas y presentaciones sobre la labor de la edición de arte y los procesos conceptuales en el universo de la ilustración editorial.

Uno de sus objetivos en este ámbito, que conjuga su amor por el diseño y la educación, es generar un espacio para dialogar y formar nuevxs comunicadores visuales capaces de abordar las diversas temáticas del ámbito cultural y académico.

Con información de Revista Anfibia

HAROLDO CONTI

 



Un 5 de mayo como hoy de 1976 una patota del glorioso ejército argentino secuestra a Haroldo Conti.

Haroldo Conti nació en Chacabuco, provincia de Buenos Aires, el 25 de mayo de 1925. Hijo de Petronila Lombardi y Pedro Conti, tendero ambulante y fundador del partido peronista en su pueblo. Además de uno de los mayores escritores argentinos, fue periodista, piloto de avión, seminarista, navegante, nadador de aguas abiertas, guionista de cine y docente. Militó en el PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) y en el FAS (Frente Antiimperialista por el Socialismo). También fue padre, hijo, hermano, compañero y amigo: un hombre que celebró perderse entre las multitudes. La nostalgia, el desarraigo, el compromiso con su época y una pasión vital por el río -otra de sus grandes revelaciones- son algunas de las marcas que lo acompañaron durante toda su vida.

Haroldo tuvo desde su infancia un particular interés por las historias de vidas anónimas y por los relatos de aventuras pueblerinas. Su obra literaria se despliega en quince años de gran intensidad y reconocimiento. Desde su cuento «La causa», premiado por la revista Times en 1960, hasta el Premio Casa de las Américas que obtuvo en La Habana con su última novela Mascaró, el cazador americano en 1975. En 1962 obtuvo el Premio Fabril por su primera novela, Sudeste. Dos años más tarde, recibió el Segundo Premio Municipalidad de Buenos Aires con su libro de cuentos Todos los veranos. En 1966 ganó el Premio Universidad de Veracruz (México) por la novela Alrededor de la jaula. Por último, en 1971, su novela En vida recibió el Premio Barral en España.

Su labor se vio interrumpida pocos días antes de cumplir 51 años. La madrugada del 5 de mayo de 1976, en plena dictadura cívico-militar, un grupo de tareas lo secuestró de su hogar en la Ciudad de Buenos Aires. Su cuerpo nunca apareció. Sobre su escritorio dejó una frase escrita en latín: «Hic meus locus pugnare est et hinc non me removebunt» [Este es mi lugar de combate y de aquí no me moverán].

Con información de El Conti. Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti.

A mi hermano Haroldo

Por Eduardo Galeano

Escuchamos el ruido del motor creciendo desde lejos. Estábamos en el muelle, de pie, esperando. Haroldo balanceaba el farol con un brazo; con el otro envolvía a Marta, que temblaba de frío.

El faro buscahuellas atravesó la neblina y nos encontró.

Saltamos a la lancha.

Por un instante alcancé a ver el bote destartalado, bien tirante de la cuerda; en seguida se lo tragó la neblina. En ese bote yo remaba, todas las tardes, hasta la isla del almacén.

La neblina brotaba del río oscuro, como un hervor.

Hacía mucho frío en la lancha. Los pasajeros cuchicheaban. El frío golpeaba más porque se estaba acabando la noche. La Cruz del Sur descendía lentamente tras las negras siluetas de los álamos.

Remontamos un arroyo angosto, luego otro más ancho, y desembocamos en el río. Al mismo tiempo irrumpió en el aire la primera claridad del día.

La vaga luz iba desnudando las casitas de madera medio comidas por las crecientes, una iglesia blanca, las hileras de álamos, los sauces llorones.

Poquito a poco se iluminaban los penachos de las casuarinas.

Me alcé en la popa. Se sentía un olor a limpio. La brisa fresca me daba en la cara. Me entretuve mirando el tajo de espuma que perseguía a la lancha y el brillo creciente de las ondas del río.
Por el aire iba subiendo un calor lento.

Haroldo se había parado a mi lado. Me hizo volverme y lo ví, un enorme sol de cobre estaba invadiendo la boca del río.

Haroldo conoce como pocos este mundo del delta. Sabe cuáles son los buenos lugares para pescar y cuáles los atajos y los rincones ignorados de las islas; conoce el pulso de las mareas y las vidas de cada pescador y cada bote, los secretos de la comarca y de la gente. Sabe andar por el delta como sabe viajar, cuando escribe, por los túneles del tiempo. Vagabundea por los arroyos o anda días y noches por el río abierto, a la ventura, buscando aquel navío fantasma en que navegó allá en la infancia o en los sueños; y mientras persigue lo que perdió va escuchando voces y contando historias a los hombres que se le parecen.

Triste, solo y manso, Haroldo vive al ritmo del río, que corre sin apuro. Cuando llega la violencia, le sube de a poco, como crece suavemente el agua, pero que se cuiden los hijos de puta: la corriente alzada arranca árboles y casas: lo he visto embestir y le conozco las furias.

¿Cuántos naufragios sufrió mi hermano Haroldo, además de aquel que le rompió el barco contra las costas del Brasil? ¿Cuántas veces creyó descubrir, en la bruma, la perdida nave azul? ¿Cuántas veces se reventó contra las rocas? ¿Para qué escribe mi hermano Haroldo si no es para salvarse y salvar lo que merece ser salvado?

Los pescadores van y vienen por el Paraná. ¿Qué aventuras prometen o devuelven, hermano Haroldo, el río barroso y la alta mar? ¿Encontrarás lo que venís persiguiendo, un mediodía cualquiera, en el centro de las aguas o del cielo? ¿O has descubierto ya que tu navío imposible viaja por los caminos del jodido mundo? ¿Es dura la travesía hermano? ¿Andar duele?

Al final del recorrido no está la eternidad sino nosotros. No te detengas. No te vayas a caer, que te andamos precisando.

El río se vuelca en la gran vertiente y moja y abraza las islas solitarias. Así nos dan tus palabras agua y calorcito.

¿Está muerto? Quién sabe. Hoy hace una semana que lo arrancaron de su casa. Le vendaron los ojos y los golpearon y se lo llevaron. Tenían armas con silenciadores. Dejaron la casa vacía. Robaron todo, hasta las frazadas. Los diarios no publicaron una línea. Las radios no dijeron una palabra. El diario de hoy trae la lista completa de las victimas del terremoto de Udine, en Italia.

Hoy Marta me estrujó llorando, y me dijo: «Dame fuerzas». Ella estaba en la casa cuando ocurrió. También a ella le habían vendado los ojos. La dejaron despedirse y se quedó con un gusto a sangre en los labios.

Hoy hace una semana que se lo llevaron y yo ya no tengo cómo decirle que lo quiero y que nunca se lo dije por la vergüenza o la pereza que me daba.

Buenos Aires, 12 de mayo de 1976.

Publicado en Revista Crisis Nº 38, Buenos Aires y diario Excelsior, Mexico, junio de 1976.

Morir con sol

 

A 150 años de la muerte de Juan Moreira




En Moreira se cifra la tragedia del gaucho que deviene en matrero a causa del abuso y la explotación de las clases dominantes. Fue novela y pieza teatral hasta dar con el genio de Leonardo Favio que puso a Moreira a la altura de héroe de melodrama, síntesis premonitoria de una Argentina que bullía anunciando el fin de la esperanza y el comienzo de la noche más oscura.

“Su hermosa cabeza estaba adornada de una tupida cabellera negra, cuyos magníficos rizos caían divididos sobre sus hombros; usaba la barba entera, barba magnífica y sedosa que descendía hasta el pecho, sombreando graciosamente una boca algo gruesa donde se hallaba eternamente dibujada una sonrisa de suprema amargura. Sus más hermosas facciones eran los ojos y la nariz: los primeros iluminaban su semblante atrayente, dándole una expresión inteligente y altiva; la segunda, ligeramente aguileña, contribuía a aquella expresión de simpática bravura que dominaba en aquel semblante.”

“Juan Moreira” Novela - Eduardo Gutiérrez

 

Juan Moreira se estrenó el 24 de mayo de 1973. Leonardo Favio da en el blanco en sentir del pueblo, presentándole a este gaucho bueno que se rebela contra la injusticia, el poder y la violencia institucional.  Elige como protagonista a un actor popular, un galán, amado por el público de todo el espectro social. Rodolfo Bebán no tenía el prestigio de actor académico de Alfredo Alcón, pero su belleza a lo Alain Delon y su aire viril y distinguido daba la medida para que, como en todo melodrama bien hecho, cualquier espectador se deje llevar por él. Rodofo Bebán filma esta película durante el período que dura su enorme éxito Malevo, la novela televisiva escrita por Abel Santa Cruz que tuvo dos temporadas. 

"Yo no soy un director de cine peronista; soy un peronista que hace cine”, dijo Favio alguna vez, y no es casual que haya decidido que el estreno fuera un día antes del regreso del peronismo al poder, luego de dieciocho años de proscripción. Favio afirmaba, “yo hago cine para la gente, para mí” y en esa sentencia podemos buscar los tesoros de los que se valió para construir su Juan Moreira. Porque cuando Favio dice “para la gente” piensa en que todas y todos puedan identificarse y entender a su protagonista y su contexto. Lo explica en los créditos de inicio del film para que nadie quede afuera: “A fines del siglo pasado (XIX), la política argentina vivió una de sus etapas más violentas. Los políticos nacionalistas de Bartolomé Mitre disputaban el gobierno a los federales dirigidos por Adolfo Alsina. Mientras tanto el gaucho argentino era marginado cuando no perseguido y servía de peón o instrumento a los caudillos de turno. El protagonista de nuestra historia es la dolorosa síntesis de esa época”

Afiche de la película de Leonardo Favio, 1973.

1973. Tiempos en los que el pueblo argentino necesitaba volver a vivir sin amenazas, a soñar, a recuperar lo perdido. Y este Moreira de Favio encarna al hombre que conoció la paz, la alegría, el valor del trabajo, la potencia de la naturaleza, el amor, la devoción por la familia, y que, de la noche a la mañana, se convierte en perseguido, por obra del abuso y la ausencia de justicia.


El pulpero Sardetti le debe dinero a Moreira, hace un año que este le reclama la deuda por un trabajo realizado. El Teniente Alcalde, en la obra original de Gutierrez y en la pieza teatral de José Podestá, está enamorado de Vicenta, la mujer de Moreira, y esta es la razón por la que quiere alejar a Moreira de los pagos, mandarlo a la frontera. Así es que urde la trampa a través de Sardetti para lograr el objetivo. En el film de Favio, el acento no está puesto en el interés del Teniente Alcalde por Vicenta. El ensañamiento es por el goce de ver sufrir al vulnerable; el Teniente Alcalde disfruta sádicamente de ver en los ojos de Moreira (los ojos de Bebán, no se olviden) el estupor, cuando le muestra un recibo que supuestamente nuestro protagonista ha firmado a Sardetti a cambio de la paga. Moreira entre avergonzado y perplejo le dice que él no sabe firmar, porque no sabe escribir. El Teniente Alcalde lo injuria acusándolo de mentir, entonces Moreira fuera de sí por el engaño vil, levanta la voz al teniente alcalde y este lo tortura con el cepo por cuarenta y ocho horas. 

Aquí empieza a sonar en los pagos el nombre de Moreira y su asunto. Esta secuencia ocurre en la pulpería de Sardetti, en la obra de Podestá:

Payando los Paisanos Primero y Segundo:

(..)  Y si quiere otro más feo,
lo presento por primero:
fíjense todos, paisanos, 
en la cara del pulpero
 
El pulpero anda muy triste, 
pues le va la cosa mal;
si lo agarra Juan Moreira 
la cola le va a pelar... 

Y perdone ño Sardetti
por lo que he dicho recién; 
pues según tengo entendido 
usted no se portó bien.

Y es entonces en el film cuando Moreira vuelve después de la tortura que le han infligido, a reclamarle a Sardetti: 

Moreira: Buenas Don Sardetti… El teniente alcalde me ha dicho que yo sabía firmar, cosa e´brujos vea, porque… ¿sabe?... hasta ahora mis manos solo sirvieron pa’ arrear ganado ajeno y pa’ trabajar la tierra de otro… y pa’ no aguantar el manoseo de ningún hijoeputa!

Entra la daga y lo mata.

Moreira sabe que, a partir de este acto, la desgracia se cierne sobre él y para proteger a su familia, debe escapar y ocultarse. El Moreira de Favio despliega una ternura única (y en esta observación, es atinado mencionar a Jorge Zuhair Jury, hermano de Favio, y coguionista de varias de sus películas). Los hermanos Jury no tienen pudor de ennoblecer con el atributo de la ternura a los varones de sus films. Y Juan Moreira es el gaucho que llora sin embozo, acariciando a su hijo dormido, juega con el pelo del niño, tomándose su tiempo, sin vergüenza, abraza a su mujer con detenimiento y antes de partir, le dice: 

Moreira: Mi vida, ¿habrá alguna forma de pedirle perdón?
Vicenta: ¿Por qué? 
Moreira: No sé… Por todo, por la tristeza, por no haber sabido sujetar la furia, y por esta soledad que ahora se viene…

Rodolfo Bebán en una escena de la película de Leonardo Fabio.

Juan se oculta en las tolderías donde lo reciben con afecto y hospitalidad, allí aparece la empatía de Moreira al observar la realidad que vivían los pueblos originarios. Sobre un primer plano de Juan, comiendo unas semillas, escuchamos su voz en off:

Amalaya. 
Vaya indigencia que el cristiano le ha dejao.
No tienen perdón de Dios los que ansí lo han arrumbao.
Como parias en sus tierras, 
con los hijos desnuditos,
como si fueran malditos 
viviendo en las soledades,
comiendo víboras o aves, 
así quiera el bendito.
Tanta pobreza no he visto 
y eso que soy rodador.
Nunca vi tanto dolor
 ni en derredor tantos males.
Juepucha, no son mortales los indios, pregunto yo.
Qué penas hay de olvidar en medio de esta miseria.
Más me vale que a mi tierra me vuelva a pelear lo mío.
Me revela ser testigo de tanta hambruna y pobreza.

Y Moreira volverá una y otra vez a su rancho, a robar un momento de hogar a su mujer y su hijo, pero sabe que no puede detenerse. Y sigue escapando. A esta altura del film, Favio ya logró que el espectador se ponga del lado de Juan, y entonces las muertes que vendrán serán porque se ve obligado a seguir huyendo de las partidas, o porque su fama crece y no defraudará sobre su coraje. Van sumando su amistad Julián Andrada y más tarde el Cuerudo, compañeros inseparables de Moreira en esta segunda etapa del film.

"Mi vida es andar vagando, porque ya no encuentro un sitio donde descansar a gusto. Mi vida es pelear siempre con las partidas y matar al mayor número de justicias que pueda, porque de la justicia he recibido todo el mal en esta vida, y por ella me veo acosado como una fiera, ande quiera que me dirijo; qué le hemos de hacer al dolor, es preciso matar las penas, paisano y el que me quiera acompañar, yo pago esta güelta". (Juan Moreira – José Podestá – Obra en dos actos)

Algo ha quedado pendiente, cobrarse la mala que le hizo el Teniente Alcalde. Cuando después de tres años Moreira vuelve a verle la cara, lo mata. A partir de allí, la junta con Andrade y el Cuerudo se convierte en familia. 

El último tramo de la película lo muestra a Moreira instrumento útil de los partidos políticos. Juan ya tiene su fama ganada y puede traccionar votos. Ahora él les garantiza seguridad a los candidatos, primero a Alsina, después a un representante del nacionalismo. 

Le encargan a Moreira matar a Marañón, hombre de Mitre. Moreira se encamina al evento con el Cuerudo y Andrade, pero este se frena: “No me hallo, yo no soy un asesino a sueldo, no le he visto nunca la cara a Marañón”. Moreira se ofende, pero va a cumplir con el encargo. Finalmente, y por el valor que tiene la palabra de su amigo, le perdona la vida a Marañón, pero sale herido de muerte por uno de sus hombres. 
Moreira, en agonía, se encuentra con la muerte (Alba Mujica, aquella actriz que el 25 de mayo de 1973 se sumó a lo que se llamó el Devotazo, una multitudinaria manifestación pidiendo la liberación de los presos políticos encerrados por la dictadura de Onganía), bella e inolvidable secuencia, donde ella le anuncia que lo viene a buscar. Es de día, Moreira se desespera.

Moreira: “¿No podés esperar?” 
(y mira hacia el cielo, asustado) “Con este sol!” 
Muerte: ¡Tenés miedo, Moreira!
Moreira: ¡Sí! Mucho, mucho miedo, es que no estoy preparado, ¿sabe? Cómo morir con sol, yo creí que iba a ser de noche, yo te esperaba una noche… ¡Me voy a hacer chiquitito, y no me vas a encontrar! 

Pero entonces le pide una oportunidad a la muerte, y esta le juega al truco la suerte a Moreira. Este le gana. A cambio, ella se lleva la vida del hijo de Moreira, el Juancito muere de viruela. "¡¿Qué hacés?!" Le grita desesperado Moreira. La Muerte le contesta: ¡No sé perder!  

Moreira, sólo quiere volver a su casa. Le dice a Laura, su amante de la que un poco se ha enamorado, “A mí me esperan, ¿sabe? A mí me esperan”. Pero está cada vez más lejos de eso. Moreira, recuperado, se cruza de bando y empieza a trabajar para Marañón. Su fin último es cambiar indulto por lealtad, pero la ingenuidad de Moreira no le deja ver que nunca cumplirán su palabra de limpiarle el prontuario para que pueda volver a su vida de antes.

El Cuerudo, torturado por los milicos, lo entrega. 

Unas semanas después del estreno de la película, ocurre la masacre de Ezeiza. 
Leonardo Favio, era el presentador del acto en el que dos millones de personas se acercaban para ver a su líder. No podemos soslayar el vínculo de esta obra genial con el contexto de aquella Argentina, el clima que replica la tragedia de Moreira era casi profético.

Moreira descansa junto a su amante, y ya lo vienen a buscar. Laura le ruega que no quiere morir, entonces él le salva la vida, dejándola salir de la pieza. Es ahí cuando descubre una pequeña ventana por la que ya se filtra el sol de la mañana, la policía le grita que se entregue. Y esta vez, ya sin miedo y con cierta resignación, vuelve a decir para sí “¡Con este sol!”

El héroe de melodrama no se entrega, se enfrenta a la partida, son muchos, no importa, él los va dejando en el camino, recibe estocadas que lo hacen tambalear, pero no cae. Moreira camina hacia ese paredón, satisfecho por haber dejado atrás a los oficiales que lo tenían cercado. “Cuando Favio nos muestra un hombre de camisa y pantalón blanco (ya sin el típico traje gaucho), Moreira se atemporaliza, se vuelve actual. Puede ser cualquier extraño de pelo largo acorralado por milicos”1

 Rodolfo Beban caracterizando a Juan Moreira.

El Sargento Chirino, un nadie que consiguió fama por clavarle el pulmón a Moreira, muere de un trabucazo que llega a acertar nuestro gaucho. En el guión original, Moreira le grita a Chirino ¡“Justicia tenías que ser”! esa frase no está en la película, pero si hoy se volviera a filmar, seguramente sería adicionada a esa escena inolvidable.  

Esta película, que Favio logró filmar gracias a la colaboración afectiva y de gestión de Leopoldo Torre Nilsson, es hija de Martin Fierro, El Santo de la Espada Güemes, la Tierra en armas, todas ellas dirigidas por su mentor y padrino, Babsy. 

Al Moreira de Favio se lo ama sin restricciones, se dejan a un lado las apreciaciones racionales de Borges y otros críticos, porque sí, porque como dijimos, aquí lo que se respira es melodrama, telenovela, y sentir popular. Es así que en una de las tomas más poéticas de la película, el payador canta:

La garganta se me añuda
el corazón se entristece
y ya en mi canto se mece
de Juan Moreira la sombra.
El paisanaje lo nombra
y ya es brote que florece.
Acostumbrao a sufrir
ya no hay dolor que lo asombre.
Su vida de sinsabores
y de desgracia está llena,
la dedica tuita entera
pa’ consolar a los pobres.

Juan Moreira: San José de Flores, 1829 – Lobos, 30 de abril de 1874.

REPROBADO. Milei no da la talla (ni podría superar un exámen psicofísico)

 


Pero eso no es lo peor. Lo peor no es la locura sino la perversa maldad que está descargando sobre la mayoría de la población. No conozco personalmente al autor, Diego Genoud, al que Claudio Mardones hace tiempo me prometió presentar. Recién, tardíamente, leí esta nota suya. Que aborda los temas principales de la encrucijada que atraviesa la sociedad argentina, sin  distraerse con fuegos de artificio ni por el efímero crepitar de internas que no pueden ocultar un agudo proceso de descomposición. Léanla. Merece la pena. Ah, el título es para mi un déjà vu. No sé si ahora sigue siendo así, pero para mi irse a marzo era sinónimo de reprobación. Y la posibilidad del fin: repetir el curso.

Milei a marzo

El presidente logró unir en la calle a los que lo aborrecen con los que lo votaron. La revancha de la ley Bases y la lección de China a los paleolibertarios.

Martín Lousteau salió del Comité Radical de Alsina, a una cuadra del Congreso de la Nación, con un grupo de senadores y diputados de su partido. Quiso avanzar por Yrigoyen y tardó casi una hora en atravesar la plaza de los Dos Congresos. Emiliano Yacobitti salió de la Facultad de Ciencias Económicas, el bastión desde el que construyó su poder, con una columna de autoridades de la UBA y llegó hasta Rivadavia y Callao, donde no pudo avanzar más. Después de tardar dos horas en recorrer cuatro cuadras, decidió ir solo hasta el escenario montado para la dirigencia en Plaza de Mayo.

Con la movilización histórica contra el ahogo presupuestario en las 65 universidades públicas de todo el país, el radicalismo de Lousteau y Yacobitti vivió la victoria más importante en muchísimo tiempo. La sociedad de radicales porteños se reunió con 18 rectores de universidades que dirigen la UCR, alentó la movilización y se impuso sobre la postura de los gobernadores de su partido con el apoyo del senador y ex rector de la universidad de Catamarca, Flavio Fama.

El dúo que para sus rivales todavía es sinónimo de Enrique “Coti” Nosiglia advierte que Alfredo Cornejo y Gustavo Valdés se mueven como si fueran militantes de Milei. Tienen miedo de que el presidente se enoje y combine la asfixia del ajuste con la descarga de una furia viral sobre sus cabezas. Como si asumieran que el año que recién empieza terminará a puro éxito para el gobierno, buscan congraciarse para que La Libertad Avanza no les plante un candidato propio en sus provincias en 2025.

Con una convocatoria transversal y transgeneracional, producto de un proceso de discusión en las facultades de todo el país, la clase media salió de sur a norte a ponerle un freno a la política de Milei. En un país con más de 2 millones de estudiantes universitarios, las nuevas generaciones protagonizaron su primera experiencia en la escena pública en rechazo al recorte del 60% en partidas que se destinan en su enorme mayoría a pagar sueldos de profesores y administrativos.

La marcha incluyó a sindicatos y movimientos sociales pero también a jóvenes de sectores populares, primera generación de universitarios. Según datos oficiales de 2022, en las universidades del conurbano bonaerense, estudian más de 370 mil alumnos: son casi tantos como los que tiene la UBA, la más grande de Argentina.

En el mar de manifestantes, había opositores acérrimos al líder de la ultraderecha argentina, pero también decenas de miles que lo apoyaron para evitar que Sergio Massa llegara a presidente. En las provincias donde Milei arrasó, sectores de clase media no peronistas se apropiaron de las calles para decirle basta al presidente por una larga lista de motivos. La defensa de la universidad pública fue el detonante, pero todos tenían razones adicionales: el aumento de las prepagas, el tarifazo que afecta a los hogares y a las pymes, el regreso del Impuesto a las Ganancias, la certeza de que la clase media es sinónimo de casta en el diccionario de Milei.

En Córdoba, la movilización fue heterogénea y reunió a distintos partidos y corrientes, pero lo que saltaba a la vista era la confluencia de radicales de todas las eras unidos por la identidad de Franja Morada. Entre ellos se distinguían el abucheado Rodrigo De Loredo, el ex funcionario de Alfonsín y De la Rua Carlos Becerra y el rector de la Universidad de Córdoba, John Boretto. Ex decano de Ciencias Económicas, ex funcionario municipal de Ramón Mestre y ex presidente de la Federación Universitaria de Córdoba, la trayectoria de Boretto tiene alguna similitud con la de Yacobitti. Pero le lleva 10 años, su perfil es de mayor reconocimiento académico y su historial es muchísimo menos conflictivo. Como Yacobitti, Boretto es proclive al acuerdo con el peronismo y sobrevivió sin traumas al sacrilegio de ser el vicerrector de la kirchnerista Carolina Scotto en la UNC.

En Rosario, como en Buenos Aires, la marcha fue tan masiva que para muchos resultó imposible ir directo por la calle San Luis desde la Plaza San Martín hasta el Monumento a la Bandera y tuvieron que moverse por las calles aledañas.

Un funcionario cordobés de varios gobiernos dice que más de la mitad de los que estaban en la protesta que reunió a entre 80 mil y 100 mil personas habían votado a LLA. Hace apenas cinco meses, Milei aplastó a Massa 74 a 25 en la provincia que gobierna Martín Llaryora. Además, hubo movilizaciones sin precedentes en Villa María y Río Cuarto, las sedes de las otras universidades nacionales.

Un dirigente peronista, graduado de la Universidad Nacional de Tucumán, que recorrió la marcha a Plaza de Mayo también está convencido de que entre los manifestantes de la ciudad la mitad eran partidarios del LLA. “No hay que subirse a una moto que no es nuestra”, dice. Se refiere a las caras que se vieron en el palco de Plaza de Mayo pero también a la sensación de euforia opositora que puede ser contraproducente.

Un gobernador aliado de Milei, graduado de la UBA, calcula que en su provincia la mayoría de los que se manifestaron eran antiperonistas. “La movilización no fue contra el gobierno: fue en contra de la voluntad del gobierno”, afirma.

Pretendidos coreacentristas, los tres opinan que el 23A no marca de ninguna manera que el gobierno haya perdido crédito social y lo ven como un grito de alerta para que Milei no se siga yendo al pasto. En la oposición más dura, la lectura es muy distinta.

Milei a marzo

A partir de la lucha de docentes, estudiantes y no docentes, fue la clase media, en sus distintas vertientes, más liberales o más progresistas, la que decidió salir a hacer una demostración de fuerzas impactantes para defender el derecho a estudiar y ponerle un freno al presidente showman.

En un país cada día más latinoamericano, con una violenta transferencia de ingresos a favor de los sectores concentrados de la economía, recesión y despidos, la educación pública aparece como una de las últimas barreras contra la desigualdad creciente. La sociedad opositora que votó contra Milei está dispuesta a movilizarse desde el día 1, pero solo a veces tiene capacidad de convocar con sus demandas a los huérfanos de lo que alguna vez se llamó Cambiemos.

Sin embargo, mientras Cristina vuelve a imponerse en el desierto de liderazgos opositores, gran parte de la dirigencia política razona al revés y considera que ahora hay que compensar y darle consenso a las reformas que promueve Milei.

Después de la marcha en la que quedó expuesto, De Loredo organizó una reunión del bloque radical y evitó que la mayoría de los diputados de la UCR bajara a la sesión especial en la que se buscaba darle rápido tratamiento al presupuesto universitario. Desbordado por la presión de un Luis Juez que se convirtió al mileismo en tiempo récord, el maltratado De Loredo está en la misma disyuntiva que el votante radical de Córdoba.

La multitud que ocupó las calles copó la agenda pública con un tema que el oficialismo consideraba menor y lo obligó a recalcular. Los pases de factura no se quedan en el desplazado Alejandro Alvarez: apuntan también contra Sandra Pettovello -íntima del presidente- y vienen de lo alto.

El gobierno quiere recuperarse del golpe ya mismo, con la aprobación del esqueleto de la ley Bases y la ayuda de los bloques aliados que convalidan la flexibilización laboral, el régimen especial para inversiones que deja afuera a las pymes y la política de maximizar rentas para las petroleras.

Bañado en humildad y reconvertido en consultor con clientes del extranjero, Marcos Peña puede haberle aconsejado a Santiago Caputo que no caiga en el error que cometió él: ir más allá de sus capacidades y ser, además del encargado de la comunicación, la cara pública más expuesta del macrismo. Con perfil bajo, el discípulo de Durán Barba se ocupa de los temas prioritarios para el gobierno y es la única voz autorizada a negociar junto con la hermana Karina.

Al intercambio con el bloque de Miguel Angel Pichetto y la rama radical de De Loredo, el gobierno le suma la presión sobre gobernadores que no tienen diálogo con la Casa Rosada. En nombre de Karina, Martín Menem los llama para que garanticen el voto de sus diputados. “Es lo único que les interesa”, dice un gobernador de Juntos que define al Pacto de Mayo como una slogan vacío. “De eso no hay nada. El diálogo ya es una pelea perdida, en las reuniones no se toman decisiones, la recaudación me cayó un tercio y estoy tapado de obras abandonadas”, afirma. Son 2308, según dijo la ex presidenta en Quilmes.

A contramano de su pretendida rebeldía, la versión local de la extrema derecha se rinde después de cuatro meses a la demanda que comparten el Fondo y el establishment: darle una arquitectura legal a la confiscación de ingresos que Milei vende como el ajuste más grande de la historia de la humanidad. El shock, una verdadera revancha de clase, no puede estar atado con alambre y necesita algo más que decretos y tuits.

En ese marco se repiten escenas como la del standup presidencial en la Fundación Libertad, una continuidad de su arenga en el Llao Llao contra los economistas ultraliberales que lo cuestionan por “rústico” y “cagón”. Con un éxito electoral inédito, Milei tiene derecho a castigar a la ortodoxia que siempre lo despreció por marginal y necesitó intermediarios para imponer sus ideas. Es el primero de la historia en ser a la vez divulgador y ejecutor, pero su suerte es un enigma.

La marcha atrás de Milei incluye la visita de Diana Mondino, Santiago Bausili y Pablo Quirno a China. Algo llevó a un viraje intempestivo porque hace apenas unas semanas la canciller ignoró al gigante asiático en su gira por Malasia, Vietnam y Japón. Más allá de la contabilidad creativa que incrementa la deuda en dólares con los importadores vía Bopreal, el gobierno está sediento de divisas y necesita que Xi Jinping refinancie los U $5000 millones de libre disponibilidad que vencen en junio. Por eso, Mondino, Bausili, Quirno y el embajador Marcelo Suárez Salvia tendrán una reunión confidencial con el presidente del Banco Popular de China, Pan Gongsheng.

Las acrobacias de Milei para justificar su viraje se enmarcan en lo que sus adoradores llaman pragmatismo. Pasó de definir a los chinos como asesinos a dar vía libre a los privados para que le vendan al que fue en 2023 el segundo socio comercial de Argentina hasta que finalmente entendió lo básico: el sector privado en China es inescindible del Estado. La comitiva de 20 empresas que viajan a Beijing y Shangai está integrada por directivos de Techint, Barrick, Newsam, Bagó, frigoríficos y compañías que explotan el negocio del litio.

“La presión de los Estados Unidos es terrible”, admite un alto funcionario de la cancillería que busca replicar la política de países como Brasil, Chile y Perú, los dos últimos con tratados de libre comercio con China. Cuando el presidente sobreactúa su obediencia a Washington, reduce su propio margen de acción y le permite a los funcionarios de Biden que le exijan lo que ellos mismos no hacen en relación a China.

Apenas unas semanas después de la visita de la secretaria del Tesoro Janet Yellen a Beijing, el secretario de Estado Antony Blinken acaba de terminar una gira de tres días por China en la que se reunió con Xi Jinping. Mondino, que se mostró demasiado cerca de Taiwán, ahora busca despegarse ante los chinos y dice que su acercamiento se debió solo a relaciones de cooperación académica que tenía de su tiempo como miembro de la universidad del CEMA.

Con una concepción del tiempo opuesta a la del minuto a minuto, las autoridades del Partido Comunista Chino disputan con éxito el dominio global de Estados Unidos y consideran a la Argentina un socio de largo plazo. Para ellos, los gritos del ex panelista son apenas una circunstancia.