Te dejo mi esencia impregnada sobre las sábanas de tu cama.
Te dejo mi presencia anclada a tu figura.
Mi mirada, mi risa, mi tatuaje estrellado sobre la planicie de tu vientre blanco, y la diminuta brecha de mi corazón cautivo por donde te metiste.
Te dejo mi sombra, mis sueños y mis rocanroles.
Mi luz y la huella de mis labios sobre las copas en donde nunca bebimos… mi cobardía y mis manos vacías.
Me dejas la diáfana mirada enamorada, el mate tibio y tu cuerpo frágil.
Me dejas un baile loco, nubes de sahumerios y la meditación de tu alma confundida. Deva Premal con sus mantras melodiosos en la penumbra
de tu habitación desordenada.
de tu habitación desordenada.
Me dejas las palabras mordidas, tus reproches y los presagios. Tus abrazos y tus adioses silenciados.
Y lo que queda… no es más que un remolino de viento viajero que siempre vuelve. Nos envuelve, Nos une, nos separa y nos vuelve a unir hasta el final de otro final anunciado. El hibris que preanuncia nuevos adioses y nuevos reencuentros
para el goce de nuestras almas gemelas.
For my "little" red star. Reo West
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