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"La Maldita Máquina de Matar" Pinchevsky/ Medina

lunes, agosto 15, 2011

El mito del “Hada verde”.

Copa de Ajenjo by Canaro on Grooveshark





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AJENJO
En 1890, su momento de auge, el hada verde, bebida sensual y demoníaca, desencadenó olas de borrachera en Europa. Fue la musa inspiradora de los poetas malditos y de artistas atormentados en general. Se le atribuyeron poderes alucinógenos y hasta asesinatos. No podía terminar de otra manera: a partir de 1910, una ola de prohibición ahogó los vapores verdes del mentado licor. Pero en rigor, el ajenjo es una planta aromática, artemisia absinthium se llama, a la que le descubrieron primero facultades medicinales y luego, concatenación mágica de la historia, terminó convirtiéndose en la bebida más espirituosa entre todas. De su nombre científico el licor heredó su identidad en francés, absinthe, luego legada al inglés.
En la Argentina el licor de ajenjo, muy distinto de la absenta importada que se bebe hoy, fue prohibido en 1907. El primer diputado socialista argentino, Alfredo Palacios, presentó un proyecto de ley para restringirlo, al entender que representaba una amenaza para las masas trabajadoras. El alto consumo en las tanguerías, cabarets y tugurios porteños había producido un fenómeno bastante extendido de personas con síntomas psicóticos.
La prohibición en el país, de todos modos, apareció como un reflejo de una tendencia mundial ante los excesos bohemios. En casi todos lados el ajenjo quedó finalmente en el olvido.
El “hada verde” está de vuelta. Más de cien años de proscripción fueron quizá la mejor promoción para que la artemisa absinthium reapareciera en bares y clubes porteños. También en fiestas exclusivas y en reuniones donde suele experimentarse con este elixir enigmático.
En Internet son furor las consultas acerca de cómo conseguir una botella importada o sobre la manera de elaborarlo de manera artesanal. Un halo místico rodea la historia de este “licor maldito” color esmeralda que tiene “sociedades” de seguidores y que se vende en secreto.
Creado en Suiza en 1792 por el doctor Pierre Ordinaire, el absinthe, absynthe o absenta fue la ambrosía más popular entre los bohemios europeos a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Vincent van Gogh, Edouard Manet, Arthur Rimbaud, Paul Verlaine, Henri Tolouse-Lautrec, Charles Baudelaire, Ernest Hemingway, entre muchos otros, sucumbieron a los encantos y los excesos del “hada verde” ( fée verte). 
Se trata de un licor elaborado sobre la base de ajenjo, una de las hierbas más amargas que se conocen y con un gran poder antiséptico, que se utilizaba como conservante. Para contrarrestar su áspero sabor se mezcla con hierbas como angélica, coriandro, anís y mucho azúcar. Su porcentaje de alcohol varía entre los 55° y los casi 90° para mantener las propiedades del thujone (tuyona), compuesto psicoactivo al que se le atribuyó causar cuadros epilépticos y alucinaciones crónicas entre ajenjistas poco moderados.
La absenta más común en la Argentina es la Hapsburg, de origen inglés, que cuesta 250 pesos la botella. En los bares porteños la copa (chupito) cotiza entre 50 y 70 pesos aunque hay que solicitarla con claves secretas como “tanqueta”.

ABSENTA
La absenta (de sabor parecido al anís) es una bebida con alto contenido alcohólico , de hasta 89,9º , hecha a base de hierbas y flores , con predominio de ajenjo (llamado también madera de gusanos).
Su nombre proviene del vocablo griego “apsinthion”, que significa “imposible de beber”. Pero apodada : la Fée Verte "El hada verde", esta bebida alcohólica se transforma en esencia lechosa cuando se le añade agua,

La toxicidad de la absenta hizo que en poco tiempo comenzaran a surgir rumores de personas que habían sido ingresadas en asilos debido a su alta adicción a esta bebida y sus efectos . Verlaine padecía ataques de ira y se liaba a tiro limpio con su amante Rimbaud, y Vincent van Gogh se había terminado suicidando después de sufrir una larga enfermedad mental, con ataques epilépticos incluídos, debida a su adicción. 
Tradicionalmente la absenta se sirve en un vaso de cristal junto con una cuchara especial que tiene perforaciones en la cazoleta. Se acompaña además de un terrón de azúcar que se deposita en la concavidad de la cuchara que se sostiene en la parte superior del vaso. Y junto con el vaso , la cuchara y el azúcar se sirve una jarra de agua fría con el fin de rebajar la mezcla de absenta, vertiendo el agua lentamente a través del azúcar.

La absenta y el arte
Hemmingway afirmaba que la Absenta era : "una alquimia líquida que cambia las ideas " y Wilde que : "Después del primer vaso, uno ve las cosas como le gustaría que fuesen. Después del segundo, se ven cosas que no existen. Finalmente, uno acaba viendo las cosas tal como son, y eso es lo más horrible que puede ocurrir". Se le atribuyen al licor muchas historias famosas. Entre ellas, la oreja que Van Gogh se cortó fue producto de su adicción al "licor del diablo". 



Copa de ajenjo
Tango
Música: Juan Canaro
Letra: Carlos Pesce
Suena tango compañero,
suena que quiero cantar,
porque esta noche la espero
y sé que no ha de llegar.
Y en esta copa de ajenjo
en vano pretendo mis penas ahogar.
Suena tango compañero,
suena que quiero llorar.

Pensar que la quise tanto
y embrujao por sus encantos
hoy perdí la dignidad.
Soy un borracho perdido
que en la copa del olvido
busca su felicidad.
Son caprichos del destino,
que lo quiso una mujer,
si está marcado mi sino
quién sabe si ha de volver...
¡Pero yo la esperaré!

Suena tango compañero,
como una recordación.
Si lloro porque la quiero,
son cosas del corazón.
Sirva otra copa de ajenjo
que a nadie le importa si quiero tomar.
Porque esta noche la espero
y sé que no ha de llegar.

Roque Paz









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