Los vi... ¡Juro haberlos visto!
Avanzaban acechantes por el camino de las brumas.
Me alertó el ruido de su letal maquinaria en movimiento.
Eso los delató.
y de sus ojos el lúgubre destello de la muerte.
Agitando los despojos sangrantes de los pueblos como botín de guerra.
Desgarrando la carne... desolando la tierra.
Y los cuerpos de los mansos, oponiendo su indefenso pecho al espanto
vi, convertidos en alimento de los lobos.
Observé todo esto entre sueños...
escondido bajo las sábanas de mi cuna.
Y desperté cuando el dulce canto de mi madre se hizo llanto....
Reo West, de su cuentario "Todos tus muertos" - 1990.-
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