Revolución es hacer cada día de nuestro pequeño espacio, un lugar digno de habitar
"La Maldita Máquina de Matar" Pinchevsky/ Medina

miércoles, octubre 13, 2010

15' HACIA LA LUZ

Fueron 15 minutos los que tardó la cápsula Fénix en devolver al primer minero a la superficie. Quince eternos, emotivos, cinematográficos minutos en recorrer los setesientos metros del tunel de piedra que lo devolvió a la luz, a su  familia, a la vida, luego de permanecer 69 días atrapado en las entrañas de la Madre Tierra. Algo impensado hace diez años porque la tecnología, la infraestructura y la inexpugnable roca no lo hubiesen permitido. Brindo por los valientes mineros, por todos, los que de un modo u otro, aportaron su granito de arena para que todo saliera como salió. Pero por sobre todo brindo por el respeto, la consideración y el tratamiento de la información. Lejos, muy lejos, del show televisivo a la que tanto estamos acostumbrados los argentinos. Acá no existieron las aglomeraciones de medios privados, ni cronistas estrellas que, con caras compungidas, relataran el paso a paso de los acontecimientos. Sólo el sentimiento aunado de las personas y las banderas del país hermano.
Con buen tino, tanto el gobierno chileno, como el canal estatal, delimitaron el territorio. Más allá del aprovechamiento propagandístico del presidente Piñera, unicamente las cámaras de la televisión pública estaban aautorizadas para registrar los avances del operativo. Imágenes que salieron al mundo. Imágenes respetuosas, mesuradas, mudas. Que son, quizás, el mejor testimonio, el mejor homenaje que se le puede tributar a los 33 hombres que soportaron las largas jornadas de aislamiento. Sin montar un show en torno a la desgracia. Sin cronistas entrometidos, sin supeditarse al raiting condicionante de los medios, sin recurrir a las historias o las sensaciones vividas por los íntimos de los mineros.
Una historia con visos de milagro y ciencia ficción que seguramente está destinada a perpetuarse en la memoria de los seres humanos a través de los innumerables libros, documentales y/o filmes que no tardarán en aparecer. Y está bueno que la historia vivida por estos hombres sea contada porque eso habla bien del espíritu y la camaradería del hombre trabajador, que se pone de manifiesto cada vez que las circunstancias le son adversas.
Por eso celebramos que estos mineros, acostumbrados a arriesgar sus vidas todos los días por magros salarios que oscilan entre los cuatrocientos y seiscientos dólares mensuales, vayan recorriendo ésos quince minutos hacia la luz, en un estrecho habitáculo de metal, sólo con sus pensamientos y su conciencia. ¡SALUD MINEROS!

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