
Ah, el bello y reconfortante arte de la contemplación. Motor, sin dudas, de los mayores descubrimientos de nuestra condición humana. Internos y externos. Y de esto último se trata.

No hay que alejarse demasiado para descubrirlas. Las cuatro o cinco cuadras que las contienen las van alineando una tras otra, y de un lado a otro de la avenida Rivadavia primero (si se viene de Once), o bien, sobre la avenida de Mayo, si uno va para el bajo de la ciudad.


Son las joyas arquitectónicas de una porción de la ciudad. Son las cúpulas de Buenos Aires.
Roque Paz
Roque Paz
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