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"La Maldita Máquina de Matar" Pinchevsky/ Medina

miércoles, marzo 14, 2012

La cola del diablo

Baby Etchecopar en el papel de Bisleri, un policía que combatía el crimen


De acuerdo a los trascendidos periodísticos (otros no tanto) y a la cobertura mediática nos enteramos del lamentable suceso protagonizado por el reconocido actor y locutor radial Baby Etchecopar, en donde gracias a sus conocimientos armamentísticos pudo abatir a uno y herir a otro de los ladrones que habían irrumpido en su domicilio particular poniendo en riesgo la integridad física de su familia. Cabe destacar que Etchecopar actuó en defensa propia o en legítima defensa si se quiere. Y hasta ahí todo bien.
Pero para entender un poco más el trasfondo de la cuestión deberíamos ahondar en la personalidad del locutor y en las condiciones en que se desarrolló el hecho. Quizás porque no todos estamos preparados, ni sicológicamente ni "técnicamente" para enfrentarnos abiertamente al peligro.
Lo que pasó en el interior de la vivienda solamente lo saben los actores y los testigos. Y es posible que sólo trasciendan los detalles que justifiquen el accionar de un hombre mentalizado para actuar en determinadas circunstancias. Habla de ello el tipo de armas que el locutor tenía en su casa. Las mismas no eran simplemente de calibre bajo, o armas regulares. Hablamos de armas de guerra. Una GLOCK 40, una  MAGNUM 357, por ejemplo. Prohibitivas para el común de la gente, tanto desde el punto de vista económico como de la tenencia legal. Armas de tremendo poder de fuego que, sumado a cierto conocimiento en el manejo de las mismas, transforman el más mínimo error en un riesgo de previsibles consecuencias. Entonces convengamos en algo: Etchecopar estaba preparado para matar.
El malhechor abatido, siempre sujeto a los informes, no fue puesto fuera de combate al primer impacto como lo haría un tirador ducho que sabe de la potencia del arma que está manipulando. Curiosamente recibió ocho disparos. Como si el tirador hubiese concentrado toda su atención y su furia en él olvidándose de los dos restantes. Un error que a simple vista le hubiese costado la vida a cualquier otro teniendo en cuenta la escasa distancia que separaba a los agresores del agredido. ¿Qué pasó entonces? ¿No estaban armados?¿Se asustaron? ¿Tenía Etchecopar un arma sin seguro lista para ser utilizada por si acaso?¿Los condujo el dueño de casa hacia el sitio exacto en donde guardaba la pistola? Fingir un desmayo, abrir el cajón, tomar el arma, quitarle el seguro y disparar es todo un tema. Casi un suicidio frente a tres sujetos armados en medio de una habitación. Infinidad de preguntas surgen ante el hecho consumado. Y como no soy hombre de armas y nunca comulgué con la bajada de línea del matador es que me lo cuestiono.
Visto a lo lejos creo (perdón si pongo en dudas la bonhomía del justiciero) diría que, finalmente, pudo cumplir su fantasía más retorcida: Matar a un "negro". Algo que venía pregonando desde siempre. "si entran a mi casa los mato". Más allá de que ahora, amigos, conocidos y compañeros, ensalcen el valor de enfrentarse a suerte y verdad con los malvivientes, el tipo hizo honor a sus postulados y le salió bien. De no haber sido así la cosa podría haber terminado en una verdadera tragedia si los otros dos delincuentes hubiesen elegido como blanco a la familia.
Gracias a Dios, tanto él como su hijo, la pueden contar. Y espero que se repongan rápidamente.
Casos como este ocurren a diario en el conurbano sin que se le dé un  tratamiento especial en los medios como ocurre con el de Baby Etchecopar. Y hasta cierto punto es entendible porque la víctima es uno de ellos y los pájaros están que trinan. Etchecopar es del riñón de Hadad y muchos sabemos lo que ello significa. Hadad y sus apóstoles se han convertido en las últimas décadas en sofistas de la "seguridad" empecinados en ver el afuera y nunca el adentro. Cada uno de los numerosos medios de difusión con que cuenta el poderoso empresario se ha convertido en la voz "oficial" de los que piden a gritos mano dura contra la delincuencia, sin  que exista una autocrítica o cuestionamiento de cómo montó su imperio Daniel Hadad. Por eso es que me hace tanto ruido el mensaje distorsionado que pretenden imponer. Tipos en esencia violentos que dicen combatir la violencia. Hadad no solo es un ladrón sino que también es un tipo favorecido por sus contactos con la SIDE, la CIA, el gobierno menemista. Asesor en "seguridad" en la provincia de Buenos Aires y, por ende, un extorsionador profesional.
Entonces, ¿cuál es la diferencia entre un ladrón común y otro de guante blanco? A los ojos de Baby Etchecopar no pareciera ser lo mismo. Y más allá, reitero, de su legítima defensa, se sacó el gusto y bajó a un chorro de la villa. Llegado el caso ¿obraría del mismo modo contra su jefe y mecenas? Por supuesto que no. Después de todo el hilo siempre se corta por lo más delgado. Esta vez el diablo mostró la cola y, en el frío estadístico de muertes violentas sólo se trata de un negrito más que puso en peligro la vida de respetables ciudadanos. Ergo: referentes confesos  de modelos reaccionarios.
Necesitamos una reforma penal acorde a los tiempos que nos tocan vivir y penar con todo el peso de la Ley a todos los portadores de armas y a todos los que hacen apología de ello. Para erradicar la violencia que nos envuelve desde siempre. Sin olvidar que, muchos de los que promueven el endurecimiento de las penas (pena de muerte inclusive) son los favorecidos por las políticas de exclusión que condenaron a muchos jóvenes a transitar los caminos de la marginalidad. Personajes nefastos que añoran los tiempos de "plomo" que les limpiaban el camino para sus sucios negocios. Los pibes que ellos detestan nunca tuvieron la más remota chance de vivir una vida digna, de tener una familia que los contenga. Sin sueños, sin afectos y sin oportunidades toman lo que los medios les meten en la cabeza; vida fácil, descontrol y droga. Y es de la única forma que conciben la vida. La violencia genera violencia, o pretenden que les tiren con rosas. Durante décadas fueron perseguidos, discriminados y exterminados por el color de piel, por sus orígenes, cuando no por sus pensamientos. Son la raza violenta que nos legó la dictadura y el furibundo proyecto neo liberal de los noventa cargado de promiscuidad y corrupción.
Por eso digo que, más allá del accionar de Baby Etchecopar, tanto él como el multimedio que le da un micrófono están recargados de odio y xenofobia, tanto o más peligroso que el accionar de lo que tanto repudian.
Roque Paz



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