Cuando iniciamos este camino, hace de esto poco más de un año ya, no teníamos intenciones de trascender más allá de nuestras propias fronteras.
La finalidad era otra. Encontrar un medio idóneo, acorde a nuestra realidad de bolsillos chupados, que nos permitiese actuar como agente catárquico, desintegrador de miedos y frustrantes opresiones (propias y/o ajenas). Una forma de terapia gratuita, si se quiere. Una vía de escape hacia adelante para desembarazarnos definitivamente de tanta imagen, idea, preconcepto, y trauma que minaban nuestro intelecto, capacidad de raciocinio y, ¿por qué no?, conciencia. Librarnos de determinadas "taras" que nada aportan, que no son otra cosa que el nutriente nocivo perfecto que anquilosaba la imaginación como un colesterol malo, obstruyendo el fluir natural de la palabra.
A raíz de ello, y un poco tironeado de los pelos, fue que nació PybH. Un himno insolente transformado en arma punitiva para los traficantes de vidas. Un vuelo nocturno sin instrumental. Un grito de sublevación en las gargantas de los que quedamos atrapados en la maldita telaraña de un mundo mezquino y voraz. Un chaleco de fuerza tejido con ramilletes de sueños y utopías que nos resguarda de la locura colectiva. Una carrera ciega de ojos bien abiertos; y una lengua punzante y dulce transformada en el lenguaje de todos aquellos que todavía conservamos la fe.
No somos más que un par de líricos desempleados. Un dúo atorrante que se niega a arrear sus banderas. Un par de hombres que apenas comienzan a vislumbrar el verdadero placer de la existencia...
PybH acaricia las 4000 visitas y hay amor contestatario para rato.
Nos propusimos con La Araña una meta: Mutar, cambiar de piel, hacia algo afín a un formato de revista, cuando superemos las 5000. Un nuevo formato en donde tengan cabida otras voces. Delegando en ésas voces la "responsabilidad" de destacarse por su obra y el respeto a la diversidad de opiniones. Un proyecto ambicioso y autogestivo sustentado en crónicas, artículos y reportajes. Hacia allí vamos. A paso lento. Sabiendo que el desafío es complicado. Pero vale la pena. ¿Qué sería de nuestras vidas si no lo intentásemos? ¡Cobardía pura!
La Web nos brinda una posibilidad inmejorable. La de conocer e interactuar con gentes de distintas latitudes. Como Gastón Segura, escritor español, que se coló por la ventanita de atrás y engalana el blog con sus exquisitos relatos. O el caso de JOOB, metabuscador de empleos, que desde la lejana Ucrania nos eligió para sumarse a este pequeño espacio. El Peronauta con su ácida crítica y su denuncia descarnada. Y qué decir de Reo West y sus relatos de "non fiction". Un mundo de verdades crueles, en donde la vida es sólo una moneda de intercambio y en donde, a veces, los perdedores salen victoriosos... Y La Araña, tejedora de pequeñas-grandes metamorfosis humanas.
No hay palabras suficientes para agradecer a los anónimos seguidores rusos, a los alemanes, a los americanos y a todos aquellos que, día a día, se enganchan con cada entrada. Para todos ellos vaya, pues, nuestros más sinceros afectos. Aprovechando para pedir disculpas por las flaquezas que pueden mostrar algunos textos. Falencias propias de dos escritores que escriben desde las vísceras cuando tiran "de una" todo el material que busca a gritos la salida de emergencia; porque no siempre el humor y las musas están de nuestro lado, más allá de que uno asuma la obligación de superarse siempre.
PybH late al ritmo de nuestros corazones "sudacas". Y late fuerte para el mundo en cada cuento, en su poesía urbana y desprolija, en sus críticas, en sus denuncias, en su música y en su videos.
PybH está vivo. Vomitando y escupiendo el rostro de los soberbios a cada paso. Inventando revoluciones, tergiversando mitos y colores... ¡salud comunidad! ¡Bienvenidos al camino!
La Araña - Roque Paz.
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