Revolución es hacer cada día de nuestro pequeño espacio, un lugar digno de habitar
"La Maldita Máquina de Matar" Pinchevsky/ Medina

lunes, febrero 28, 2011

El DUEÑO

El asesinato del militante Mariano Ferreyra trajo aparejado una nueva forma de interpretar la justicia. Más allá de lo doloroso que significa digerir la idea de que solamente se puede alimentar la esperanza de JUICIO Y CASTIGO A LOS CULPABLES a través de la pérdida de una vida humana, lo cierto y resultante de la investigación, es que esta vez los responsables de administrarla cargaron sus tintas contra el asesino MORAL.
Y,  aunque contaminados de dudas y desconfianza, nos transformamos en testigos voluntariosos del encarcelamiento y, hasta quizás un posible, ¿procesamiento? de uno de los patrones de los  ferrocarriles.
Pero, a estas alturas del conflicto, lo más preocupante de todo es la ceguera de las bases que no parecieran hacerse eco de los vientos de renovación que soplan ni estar muy convencidas de que hoy, más que nunca, es necesario hundir el cuchillo hasta el caracú. Por eso resulta inadmisible comprender que todavía existan laburantes dispuestos a encolumnarse detrás de los patrones, realizando paros o manifestándose por la libertad de un ladrón. Y digo bien: ¡LADRÓN! 
De la clase  que brindaba con champán y se cagaba   en la lucha de tantos y tantos compañeros que impregnaron con su sangre las banderas libertarias.
Porque no es de peronistas la traición, y sin embargo nuestro movimiento está lleno de traidores. Porque no es de peronista venderse al mejor postor, y sin embargo nuestro movimiento está plagado de vendidos. Porque no es de peronistas no ser solidario con los que menos tienen, y sin embargo nuestro movimiento se llenó de oportunistas cuyo único afán fue forrarse los bolsillos de guita. Porque no es de peronistas llenarse la boca hablando bien del "enemigo", y sin embargo en nuestro movimiento hubo quienes hicieron, y hacen,  cola en las puertas de las embajadas para participar de los cócteles y salir en las revistas de actualidad. Porque no es de peronistas la delación, la entrega o la persecución entre compañeros, y sin embargo nuestro movimiento se transformó en el caldo de cultivo ideal para el exterminio de los cuadros más lúcidos, más leales y combativos. Y porque no es de peronistas hacer ostentación de los bienes adquiridos laboriosamente (y menos aún de los malhabidos), y sin embargo nuestro movimiento se colmó de energúmenos y paracaidistas ostentando autos, ropas, mansiones, cirugías, viajes, sociedades, etc... Ejemplos sobran: López Rega, Isabel Martínez, Casildo Herrera, Manzano, María Julia Alsogaray, Ramón Hernández. Adelina de Viola, Jorge Asís, "Tata" Yofré, Antonietti, el Tano Galimba, La Bulrrich, Menem, Duhalde, Fassi Lavalle, etc.; infinidad de gobernadores, intendentes, periodistas, contratistas del Estado, empresarios, que se atornillaron al poder y aún persisten,  muchos de ellos,  gozando de los privilegios arrebatados a un pueblo pacifista e incrédulo.
Pedraza es uno de tantos. Un camaleón de la política. Un traidor a sus propias convicciones, que usufructuó en beneficio propio, acompañando sumisamente la entrega de los ferrocarriles sin importarle que, con su accionar, estaba condenando a miles de afiliados a la miseria de un futuro tan oscuro como incierto.
Duele en las tripas saber que al tipo lo sacaron esposado de su fastuoso departamento de Puerto Madero. Una de sus tantas propiedades,  y no del sindicato o durante alguna recorrida por los talleres ferroviarios.
¿Dónde quedó el aguerrido militante, hijo de un humilde trabajador ferroviario? ¿Qué quedó de aquel peón marxista que se afilió al peronismo? ¿En qué momento priorizó el negocio por sobre la lucha y el compromiso "revalidado", elección tras elección, de defender los derechos de los trabajadores?
Mientras los ramales ferroviarios cerraban y los pueblos desaparecían el dueño de los ferrocarriles se enriquecía descaradamente.
Los favores pagados por Menem le quemaron los últimos vestigios de dignidad. Cincuenta millones de dólares por año en subsidios y la concesión por treinta años del transporte de cargas del Roca le subieron los humos y terminó creyéndose un Todopoderoso...
Pobre gil. Todavía no entendiste que si la justicia procede como debería proceder, a vos y a todo el séquito de asesinos a sueldo que te rodea no les van a alcanzar los millones acumulados para comprar un puto día de libertad porque te vas a pudrir en la cárcel. Y quiera Dios y el recuerdo de cada uno de nuestros caídos  te atormenten por el resto de tus días.
Un peronista.
El   Peronauta

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