El
organismo digitó hasta el final el techo de las bandas de flotación
Cómo el FMI obligó a Milei y Caputo a devaluar
Hubo
debates hasta la madrugada del viernes: el Gobierno quería un techo de 1250 por
miedo a las corridas. "Es 1400 o no está la plata, sino queman todas las
reservas", dijeron los de Georgieva. Con bastante evidencia, creen que los
precios ya está siendo remarcados a 1400 pesos.
Gopinath, la segunda del FMI, con el ministro de
Economía, Luis Caputo. Imagen: NA
Hace meses, la negociación del
gobierno de Javier Milei con el Fondo Monetario Internacional (FMI) venía
demorada por varias exigencias del organismo: el precio del dólar, la
corrección cambiaria y, en síntesis, las condiciones para el levantamiento del cepo
cambiario. Este último item fue el que se debatió hasta la madrugada del
viernes, con el Fondo digitando el nivel de devaluación y presionando al tándem
Milei-Luis Caputo.
Según detallaron a Página
I12 fuentes de la negociación, el equipo económico quería un techo de
las bandas de flotación mucho más bajo, pero el FMI le torció la mano y lo puso
entre la espada y la pared: "es 1400 pesos o no está la plata, si no es
ése el número se van a quemar todas las reservas que les damos para parar
corridas". Es que, en realidad, como relatan los que negociaron, la banda
de flotación es un espejismo: lo que el Fondo pidió imponiendo el techo de 1400
es una devaluación a ese precio. No hay segundas lecturas si se conocen los
acontecimientos como realmente ocurrieron.
Lapidarios, los de Kristalina
Georgieva obligaron a Caputo a devaluar un 30 por ciento dando por seguro un
rebrote inflacionario fuerte y coincidente con la campaña y algunas elecciones,
como la porteña, donde La Libertad Avanza se juega mucho y con un candidato
fuerte, de cara a la nacional. Al Gobierno no le quedó otra que agachar la
cabeza y cumplir con la devalución. "Estamos jugados, dale",
aceptó Milei a último momento cuando Caputo le explicó que lo que él pedía era
imposible porque el FMI estaba parada en una posición inamovible.
A sabiendas de las turbulencias
futuras, Caputo habló este sábado por la mañana con banqueros, operadores de
Bolsa e inversores, para pedirles que lleven tranquilidad el lunes. Ya lo había
hecho antes de la devaluación de diciembre del 2023. En uno de esos mitines,
los laderos del ministro admitieron que le temen no sólo a la volatilidad del
mercado, sino a la sed dolarizadora de una parte de la población. En
Hacienda, algún pícaron filtró que la restricción a comprar en billete papel
dólares de manera libre (sólo permiten 100 dólares mensuales) no tuvo que ver
con combatir operaciones de posible lavado de activos, sino algo más sencillo:
evitar fotos, noticieros y medios contando cómo la gente común se vuelca a los
bancos a buscar divisas. Una postal complicada.
Los dejaron en banda
Si de fútbol se tratara, Milei y
Caputo llegaron flojos a trabar la pelota, en su peor momento económico, con la
inflación amenazada y complicados en lo político. Eso lo contaminó todo. El
equipo de Caputo venía hace meses trabajando en una banda de flotación mucho
más corta. El Presidente pidió arrancar en 1150 pesos, 20 más que el
valor del dólar exportador, el Blend, la opción en la liquidaba el agro. Es que
Milei entiende que los precios estaban seteados en ese nivel. Propusieron, así,
un techo de 1250 pesos.
El Presidente insistía en
que, "como no hay pesos en la calle", el dólar no subiría.
Pero el FMI vetó la opción en una charla hasta la madrugada. ¿Por qué? Los
negociadores del organismo, según explicaron fuentes del mismo a este diario,
entienden que si en una economía informal el dólar blue no supera los 1400
pesos, mientras que el MEP y el Contado Con Liquidación están por encima o
cerca, el techo no debería pasar ese valor, es decir, la banda no es el piso,
es el techo.
Además, le advirtieron al
Gobierno que "todos los sectores ya trabajan con un dólar a 1400 pesos,
los productores, los comercios, los exportadores", es decir, la
devaluación ya se adelantó en precios. Y aunque la dinámica del dólar no sea de
inestabilidad total, el pass through ya es un hecho.
El límite "no escrito" y la inflación
De todos modos, el Fondo salió a
cubrirse y le avisó a Caputo que hay un freno implícito, una regla no escrita
para trabajar dentro de las bandas: el Gobierno vendió que el organismo
lo autorizó a intervenir sólo si el tipo de cambio amenaza con quebrar los 1400
pesos. Pero lo cierto es que les pidieron que traten de hacer política
económica para frenar la brecha. Es decir, que ante el pánico de un dólar en
ascenso, no empiecen a vender reservas desde el inicio.
La perspectiva, aún con un
Gobierno que ha recibido un respaldo muy importante de dólares y político de
Estados Unidos, el FMI y los multilaterales, es compleja porque en el misterio
del precio del dólar se juegan dos temas centrales: uno, la inflación.
Caputo mandó su vice, el chileno José Luis Daza, a poner la cara. El personaje
en cuestión vende que la inflación "va a ser cero", casi como un
boxeador enceguecido que no se recupera del golpe pero sigue yendo al frente.
Piña tras piña, un boxeador sin rumbo.
Qué hará el campo
El segundo tema es la
factibilidad la liquidación de la cosecha gruesa del campo en este nuevo
escenario. En Hacienda esperan un aluvión de dólares del campo, pero los
sojeros piensan diferente.
Los productores y exportadores
no van a vender hasta que el dólar no muestra que puede llegar a 1400 pesos. Es
lógico, venden cuando necesitan y cuando hay señales. Hoy estaban liquidando a
un blend algo por encima del oficial. "Vamos a esperar a
ver qué pasa", destacan.
Un detalle importante en esta
historia. La volatilidad, los nervios y las desinteligencias técnicas del
proceso del acuerdo con el FMI son todas del ministerio de Hacienda. Tres días
atrás, un altísimo funcionario nacional garantizó en la Casa Rosada que el
Gobierno iba a quitar el cepo cambiario. Se lo dijo a varios. Es decir, preparó
el escenario para que lo que ocurrió el viernes: el Banco Central vendió 400
millones de dólares a 1000 pesos, a gente que ganará fortunas el lunes, con
otro régimen cambiario. ¿Quiénes sabían y compraron? A Caputo no le gustó nada
la jugada familiar.
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