Revolución es hacer cada día de nuestro pequeño espacio, un lugar digno de habitar
"La Maldita Máquina de Matar" Pinchevsky/ Medina

jueves, septiembre 15, 2011

UNA LEONA

Reportaje realizado en el ámbito de la Cátedra "Historia de las Madres de Plaza de Mayo" de la carrera de Periodismo de Investigación de la UPMPM  a Juanita Pargament.

"Cuando el hijo no volvió, no lo vimos más, nos volvimos leonas".

¿Cómo era su vida en tiempos de la Dictadura y cómo estaba conformada su familia?
Yo he sido muy activa, no paré nunca y ahora, todavía, no quisiera parar pero hay algo que me frena: los años que tengo pero igual sigo. La actividad tiene que continuar y la vida también. Bueno, mi familia eran mi hijo, mi hija. Mi marido había muerto en 1960. Más vale, porque somos una clase débil pero demostramos que somos fuertes. Los primeros que dejaron esta vida fueron los hombres. No aguantaron el impacto.
¿Qué clase de concepción política tenía usted por entonces?
En casa éramos de izquierda. Éramos sensibles a la situación. Mi hijo militaba... Mis dos hijos se recibieron de médicos con gran esfuerzo pero con gran capacidad. Trabajé siempre, crié a mis hijos, mantuve mi casa. Cuando estuve en bancarios militaba en la Asociación Bancaria. también cuando estuve en la Ley (sic). Estaba Perón y todo el personal era peronista y de eso recuerdo que hubo varias huelgas. me jubilé en el setenta y  a mi hijo se lo llevan en el ´76. es allí cuando me comprometí. esto no puede parar y hay que seguir corriendo y trabajando.
¿Cómo fue ése primer acercamiento con los familiares de los desaparecidos?
Uno que lo educó, que lo escuchó mil veces... ¿cómo no vuelve? me preguntaba. ¿Dónde está? Y es entonces cuando salió esa determinación, pero fuertísima. Salíamos a la mañana y volvíamos a la noche. Todavía, el padre que se quedaba en la casa decía; "pensé qué tampoco volvías". Y era lógico. Y así día tras día... De manera que yo dije, y lo digo siempre que: Cuando el hijo no volvió, no lo vimos más, nos volvimos leonas. Fuertes para afrontar lo que viniera, sea de cualquier forma. Bien, eso hizo que cada puerta que golpeamos, de autoridades, de los militares, de la policía, fuera una constante peregrinación de mujeres que reclamaban. Entonces, claro. La curiosidad de saber ¿quién era ésa que también reclamaba? Y fue así que eran cientos de mujeres que estaban caminando. Gente que lloraba y que reclamaba a sus hijos. Y muchos se preguntaban ¿en qué andaban?. El pueblo no comprendía, miraba para otro lado y escuchaba cosas tremendas. Pero las madres decidimos continuar. Entonces conocimos cada vez a más mujeres. Más madres golpeando puertas, haciendo colas, recorriendo pasillos. Se sentaban en el suelo, en los bancos de las parroquias especialmente. Frente a la iglesia reaccionaria, conservadora y colaboradora, pero insistimos. Y sale el padre, el obispo... hasta que al final una vez una madre dijo. "qué absurdo, si debajo de la sotana se le ven las botas..." Y las madres dijimos tiene razón. "venimos todas las semanas y nos engañan... nos engañan..."
¿Compartía el pensamiento de su hijo y el accionar de nuestra juventud de aquella época?
A nuestros hijos se los llevaron por el mismo motivo. Eran militantes, revolucionarios. Sabían lo que querían: Un cambio. Por eso se reunían, discutían, leían, debatían, y nosotras estábamos en otra, hasta que después lo comprendimos.
¿Qué recuerdo tiene de Azucena Villaflor?
Caminé con ella. Una mujer de mucha fuerza, de una gran vitalidad. Una militante, realmente. Toda la familia ha sido militante. A Azucena le han  llevado muchos miembros de su familia. Una mujer muy cálida y apegada a su familia, especialmente a su nietita. Corría de aquí para allá. Quería estar en todos lados. Una madraza, pero además, tan dispuesta, tan comprometida con esta lucha. la conocía a Hebe, se reunió con nosotras, generalmente era muy común para programar una solicitada para entregar a los diarios y también para programar la actividad semanal. Por ejemplo; nos vamos a reunir en tal casa... Nos duró poco porque se la llevaron en el ´77. Fuimos varias veces con ella a la parroquia Stella Maris. Ella fue la que propuso ir a La Plaza.
¿Cómo ve hoy el espacio ocupado por Las Madres en el contexto social de un país que ha sido desmembrado?
Nosotras, Las Madres, no entendíamos de política pero aprendimos. Conocemos lo que es la política y sabemos separar las cosas y, dentro de una lucha que es tan dura, somos optimistas. Y ahora mucho más porque la unión hace la fuerza, no caben dudas. Nos da abrigo. nos da oxígeno para acompañarnos, comprendernos. Y ahora, decimos, corren otros aires. Ha cambiado algo porque tenemos quien nos escuche, nos mire a los ojos y nos comprenda. No somos viejas que lloriqueamos o que nos quejamos, sabemos que tenemos que seguir luchando por muchas cosas y, por sobre todas las cosas, no olvidar lo que pasó. Recordar y no es venganza. recordar y no perdonar. que cada uno que ha delinquido, que ha cometido tales salvajismos como lo hemos padecido acá merece castigo. Forzar a los cuatrocientos jueces que cumplan con algo tan sagrado como la defensa de la vida y en ese camino tenemos que seguir. Decimos: estos hijos nos dejaron un camino y aunque no sabemos donde están; en nombre de ellos seguimos  la lucha. Es un compromiso de por vida. es esta lucha lo que nos permitió llegar hasta ahora. desde el ´76, como lo hemos hecho varias, y llegar a los 35 años con fuerza. De manera que todo ha sido realmente fructífero.

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