Revolución es hacer cada día de nuestro pequeño espacio, un lugar digno de habitar
"La Maldita Máquina de Matar" Pinchevsky/ Medina

martes, octubre 25, 2011

Novela "Una rosa para Junior" - (16) -


-         Es bella, ¿no? – se apresuró a remarcar el sirio como si pudiese adivinar los pensamientos de Junior con sólo ver la expresión de sus ojos. – Por si te lo has estado preguntando y para tú exclusiva información ella nada tiene que ver con ninguno de nosotros. Somos demasiado viejos… ¿eh? Anda invítala a bailar. No sea que te arrepientas de habértela perdido. – señaló pícaramente guiñándole un ojo. – de tener vuestra edad con gusto daría un brazo por follármela.
    Mosser, Darío y Osmar miraban embelesados los movimientos de la pelirroja que sacudía su cuerpo al ritmo de la marcha concitando la atención de las parejas que le hacían círculo. Y pronto comenzaron a preguntarse quién era y de dónde había salido la hermosa pelirroja que acompañaba al hijo del presidente. Nadie allí podía dar referencias de ella. Era una ignota belleza desplegando puro exotismo en la pista y quitaba el aliento en cada movimiento. Alertados, no tardaron en llegar los infaltables paparazis con sus flashes que, en su afán por obtener la exclusiva, generaron un principio de escándalo al enfrentarse con el personal de seguridad. Nada de fotos. La premisa del afamado local era la de proteger a los personajes vip, entre ellos a Junior.
-         Hacen una exquisita pareja. – le dijo Mosser a Darío obviando la diferencia de estatura entre los dos jóvenes.- Enseñarle a Conchita los sitios concurridos por los famosos. Los restaurantes de moda, los bares, las discotecas, todo, absolutamente todo, forma parte de tú trabajo, mi estimado amigo. ¿No podrás decir que no es una tarea agradable? Es la hija de un pariente, ¿sabes?, y no quisiera que se ande comentando por ahí que Mosser no sabe complacer a una niña que sólo busca divertirse. Imagínate. ¿Qué tipo de diversión podemos brindproporcionarle Osmar o quién te habla? La niña necesita alternar con gente de su edad. Como Junior, por citar un ejemplo…
-         Si es así, cuenta conmigo. Sólo me preocupa algo… ¿esto no tiene nada que ver con lo otro? Inquirió el argentino con desconfianza al ver a su amigo flechado y vulnerado por la mujer.
-         Pero, ¿cómo puedes suponer algo semejante? ¡me ofendes! – retrucó el sirio.- Sabes que amo al presidente y a su familia. Conozco a junior antes que a ti. No veo nada de malo en que intimen. ¿Acaso le estoy pidiendo este favor a él? No. Muy por el contario; es a ti a quien se lo he pedido. Si el niño demuestra interés por Conchita y ella le corresponde, allá ellos… - Mosser realizó un leve movimiento con las manos. Inmediatamente su secretario se incorporó y caminó hacia donde la pareja se encontraba bailando. Desde el borde de la pista, y con un breve gesto, le hizo entender a la pelirroja que lo siguiera. Al verlo la chica se disculpó con Junior.
-         Es tarde ya. Me tengo que ir. – le dijo.-
-         ¿Tan temprano? Bien, te acompaño.
-         Gracias pero no es conveniente. Tal vez en otra oportunidad…
-         Al menos dame tu número telefónico así nos mantendremos comunicados. – insistió el muchacho poco acostumbrado al rechazo. Cualquiera de las féminas concurrentes a El Cielo sería capaz de raparse con tal de salir retratada al lado del hijo del presidente. – Quiero volver a verte, no me dejes así… - le suplicó temeroso de no volver a verla. – Por lo menos un beso que alimente esperanzas… - insistió acercando su boca a la de ella. Tomando la iniciativa, Divah, le ofrendó sus labios de cereza y una lengua húmeda e inquieta que dibujó círculos placenteros dentro de la suya. Las últimas palabras de la pelirroja le llegaron lejanas, imperceptibles.
-         Yo saldré en tú búsqueda cuando decida estar contigo… esto no concluye esta noche…
-         Mientras que el sirio se despedía de sus amigos argentinos, Divah y Osmar aguardaban en el interior del automóvil. Un halo de satisfacción irradiaba sobre su persona cuando abandonó El Cielo entrada la madrugada.
-         Che, loco. ¿De dónde salió la mina esta? Está refuerte… - fue lo primero que le dijo Junior a Darío cuando estuvieron a solas. La pelirroja lo había impactado y necesitaba conocer más sobre la misteriosa muchacha.
-         No la conozco. Creeme, nunca antes la había visto… Sé tanto como vos… - le respondió este.-
-         A ella puede ser, pero a los tipos sí. Dale loco, haceme la gamba. Me dio vuelta la cabeza. ¡Ni te das idea cómo besa! Espero que le haga honor a su nombre… - agregó en tono de broma.
-         ¡Concha! ¡Flor de nombre!... – rió el empresario. - Si la mueve como baila… Pero escuchá bien lo que voy a decir. ¿Aceptás el consejo de un boludo? No te enrrollés, haceme caso.
-         Me extraña, araña. Sabés que no me enrrollo con nadie… me la quiero garchar, eso es todo.
-         No sé, me da mala espina… hay algo que no me gusta, podría ser peligroso. Después no me vengas con que no te avisé.
-         ¿Por qué me lo decís?
-         Estos tipos son medio pesados y si la mina anda con ellos significa que tampoco es trigo limpio. Tené ojo. – Darío intentó, sin entender demasiado a que se debía ni porque lo hacía, advertirlo sobre algo que todavía no tenía claro pero le preocupaba. Algo similar a un mal presentimiento, tal vez… Y lo hacía más por amistad que por otra cosa. Juntos se habían encamado con las mejores hembras de Buenos Aires; a esta no la conocía pero también la deseaba. Ese pequeño detalle, sumado a la certeza de que algo grave se estaba gestando, lo mantenían en vilo.
-         No jodas, ¡dále!
-         Veremos. Dame tiempo. Primero dejame averiguar… ¿Vos lo estás viendo a tú viejo? – dijo virando el tema de conversación.
-         Sí, pero explicame a que se debe la pregunta – respondió extrañado por el cambio brusco experimentado por su amigo.
-         No sabría explicralo. Es un pálpito. Se me ocurre, no sé… vos comentale, como cosa tuya, que extreme la seguridad. Podría llegar a suceder algo malo. Como un tercer atentado…¡qué sé yo! O algo por el estilo…
-         ¡Vos estás en pedo! ¡Mirá con la pelotudés que me salís ahora! – respondió Junior un poco confundido y alterado por lo que acababa de escuchar.- ¿Manejás alguna información? ¿Por qué me lo decís a mí? Contáselo al Vasco, llamalo a la oficina.
-         Te lo cuento a vos porque además de ser mi amigo sos el hijo del presidente… Reitero, es una corazonada.
-         ¿Y ésos dos tienen algo que ver? – preguntó Junior sin entender lo que su amigo quería significar.
-         ¡Para nada! Es un rumor que se filtró hoy en una entrevista que tuve. Ellos estaban allí pero apenas intercambiamos saludos y recién ahora pudimos charlar. No me mal interpretes… los portugueses no abrieron la boca, pero no son nenes de pecho. Estos dos largaron la teta hace rato…
-         ¡Si le vas a dar bola a toda la mierda que anda circulando por ahí nos volvemos  locos!
-         Tenés razón… de todos modos vos comentáselo a tu viejo, pero no le digas que te lo dije yo, para no levantar una polvareda.
-         Okey, quedate tranquilo. Ahora a lo interesante… vos me hacés pierna con la colorada, yo me la pistoleo, y de las bombas que se ocupen el Vasco y la cana. Y ahora vamos a morfar algo que del hambre que tengo me comería un perro.

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