Los cambios que promueve la nueva ley de medios, la televisión digital y el desafio que queda por delante: fomentar y sostener una televisión argentina descentralizando los polos de producción concentrados en la Capital Federal.
La televisión goza de buena salud”, fue el titular de una de las tapas del suplemento espectáculos de Clarín de esta semana. El redactor comentaba lo bueno que era para la pantalla argentina que haya “médicos al aire”. Literal. Los ejemplos rondaban entre los médicos de Cuestión de peso, programa que espectaculariza la obesidad, y el médico que está en el programa de Tinelli por si algún participante se lastima al bailar y no se pierden puntos de rating mientras se le hace un “chequeo aparentemente médico”. Sí, la televisión goza de buena salud. Pero no por estos médicos, precisamente.
Las políticas públicas vinculadas a la comunicación, la tecnología y la información conforman uno de los pilares de las medidas impulsadas por el actual gobierno. Primero fue Fútbol para todos, después la reglamentación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la Televisión Digital (TDA) con sus nuevos canales como PakaPaka e IncaaTv –se estima que para julio de 2012 el 90% de los hogares cuenten con TV digital–, el programa Conectar Igualdad y las netbooks para estudiantes secundarios de escuelas públicas, entre muchas otras medidas.
La tan mencionada democratización de la televisión no es más ni menos que la televisión que promulga la 26.522, una ley garante de pluralidad y defensora de la diversidad. Los primeros efectos están a la vista. Así como en la cartelera porteña se estrenan películas de temática histórica, social y política (Juan y Eva –el film dirigido por Paula de Luque–, Rebelde amanecer –el último documental de Osvaldo Bayer–, Verdades verdaderas –la película sobre la vida de Estela de Carlotto–), en el prime time de la televisión empiezan a aparecer contenidos de ficción que distan de la novelita rosa de cotillón usual. Proyectos que van desde Televisión por la inclusión –que tiene su antecedente en Televisión por la Identidad– hasta El pacto. Hace dos años este volumen de contenidos era impensable.
La federalización de la producción. La televisión digital fue un paso más en la conquista de la democratización de la comunicación en la Argentina. Los cambios que promueve la nueva Ley de Servicios Audiovisuales ya se notan en las pantallas de todo el país. Está sucediendo nada más y nada menos que la federalización de la producción de contenidos para TV. “Es como construir una casa: los cimientos ya están, ahora estamos en el proceso de levantar las paredes para darle el contenido”, dice Germán Calvi, Coordinador de la Unidad de Fomento para la Producción de Contenido para Televisión, Internet y Videojuegos.
Tanto emisores radiales como televisivas deben certificar a la Autoridad Federal de Aplicación de la Ley de Servicios Audiovisuales (Afsca) que de transmitir en red no llegan a llenar el 30% de su programación con contenido ajeno. En términos más generales, los canales de TV deben emitir al menos un 60% de los contenidos realizados en el país, incluyendo un 30% de producción propia que incluya informativos locales y entre un 10 y un 30% de producción local independiente según el área de cobertura correspondiente.
Las señales ya no pueden transmitir todos los contenidos en cadena, con lo que empiezan a generar los propios: se crean contenidos federales que representan la idiosincrasia de cada lugar. Se trata de acercar la pantalla a la realidad de la gente.
“Es la primera vez que el Estado Nacional subsidia la producción de contenidos para televisión y la respuesta es notable. Lo que logramos en la primera parte de la experiencia es que haya 18 series de ficción federales que ya se estrenan en los canales provinciales. Ahora estamos en la parte en la que estos canales tienen que salir a conseguir pauta del sector privado, con los nuevos contenidos en el prime time. El desafío está en la coproducción, como la unión de dos universos hasta ahora alejados en cuanto a la realización audiovisual, productores y organismos del Estado se juntan para construir un relato”, dice Calvi.
El objetivo es lograr la descentralización –que la mayor parte de la televisión argentina no sea producto de tres o cuatro productoras de la Capital Federal–, y por otro lado, impulsar la creación de las industrias culturales en las distintas regiones para generar trabajo y contenidos identitarios.
La TV del país. Los concursos son coordinados por el Consejo Asesor de Televisión digital, el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y el Instituto Nacional de Cine y Artes visuales (Incaa). El llamado a concurso para la adjudicación de señales de televisión digital de carácter local se hizo en 25 ciudades del interior. Como producto de estos concursos y convocatorias ya están funcionando novelas realizadas en provincias del interior con temática para las mismas.
Muñecos del destino es una novela tucumana de gran éxito realizada íntegramente con títeres para los chicos. ¿El argumento? Una familia tucumana con un centenario negocio de venta de telas en la calle Maipú. El edén es una serie televisiva estrenada hace aproximadamente un mes por Canal 10 de Córdoba. Está realizada por un equipo técnico integrado por cordobeses, cuenta con un elenco conformado tanto por actores de Buenos Aires como locales, fue filmada completamente en La Falda y retrata la mítica historia de uno de los hoteles históricos del lugar. También está el caso de La patria emprendedora, un programa documental educativo sobre economía social y solidaria en nuestro país estrenado en Santa Fe. Muestra las diversas experiencias de economía solidaria en distintos puntos argentinos trazando un mapa económico y regional de las diversas realidades vinculadas a la producción. “No se trata de realizadores porteños que van a filmar a Córdoba, a Santa Fe o donde sea que se realice el proyecto audiovisual. El material es producido por las mismas provincias”, remarca Coco Blaustein, quien también fue uno de los jurados del concurso Series de Ficciones para Canales o Señales de TV Pública y/o Comunitaria asociadas a productoras con antecedentes.
Hay otros ejemplos de nuevas estéticas y temáticas. “Hay una decisión de la convocatoria del Estado a generar nuevos contenidos. Fui jurado y pude ver de cerca la aparición de un nuevo fenómeno, las temáticas sociales y políticas muy ricas para desarrollar. La miniserie de Cristian Jure Alegría y dignidad, sobre distintas situaciones en la villa Carlos Gardel; Fotos: retratos de un país (Campo Cine SRL, C.A.B.A.) puede verse en Canal Encuentro y documenta las fotos emblemáticas del periodismo gráfico de los últimos 35 años para contar la historia de la Argentina reciente. Espacios de memoria (realizada por Magoya Films), también en el aire de Canal Encuentro, formula preguntas que invitan a reflexionar acerca de la vida cotidiana en las ciudades durante la dictadura y el lugar de la memoria hoy. La producción audiovisual en la Argentina está cambiando y para bien”, enumera Blaustein.
Un pendiente de pronta resolución. Los medios y las organizaciones populares publicaron una declaración titulada Televisión digital, ¿para quién es la democratización? en el cual reclaman al organismo federal Afsca por condiciones de licitación que los incluyan. Entre ellas, figuran la reducción del precio de los pliegos, que superan los 100 mil pesos, un monto inalcanzable para los colectivos comunitarios. Según informaron desde el Afsca, en diciembre se abrirán los pliegos para 220 liciencias de TDA y 110 para el sector privado y 110 para el sector sin fines de lucro. También aseguran que crearán nuevos concursos para televisoras de bajo alcance. La democratización será un hecho cuando la televisión encuentre respuestas para todos los sectores.
Salir del Billiken. La película de Osvaldo Bayer, Awka liwen (Rebelde amanecer, en lengua mapuche) narra el genocidio cometido con los pueblos originarios en la llamada Campaña del Desierto. Recientemente fue noticia cuando familiares de José Martínez de Hoz, nieto del ministro de Economía de la última dictadura militar (José Alfredo Martínez de Hoz) iniciaron una causa contra Bayer, Felipe Pigna y Mariano Aiello –la tríada que realizó el film– por considerar que la película “lesiona el honor de su familia”. En Awka liwen se analiza la genocida Campaña del Desierto llevada adelante por el general Julio Argentino Roca y allí se menciona al fundador de la Sociedad Rural, José Martínez de Hoz, y se lo muestra en actitud cuanto menos grotesca arriando una tropa de vacas.
“Es interesante el debate público, es importante poder debatir sobre la historia, poder pensarnos desde lo audiovisual. Es muy positivo lo que está pasando en muchos lugares del país. Hoy vas al cine y en la pantalla hay muchos temas interesantes para ver, desde historia hasta producciones que tratan la problemática ecológica. Hay un público interesado”, se entusiasma Bayer que empezó su campaña sobre los valores, denuncias y derechos de los pueblos originarios hace muchos años. “Cuando empecé, no eran muchos los que me escuchaban, yo denunciaba los genocidios que no estaban publicados y era difícil lograr un efecto. Hoy es distinto, nos invitan a las universidades, las escuelas y los centros culturales. Nos piden el dvd de la película. Estamos cambiando. Estamos pensándonos. Estamos haciendo uso de nuestra democracia”, dice Bayer a Miradas al Sur. De repente una historia que no está abordada en los manuales de historia, entra en las escuelas gracias a una película.
El gran momento del cine nacional. Hay casi 100 películas argentinas estrenadas en salas comerciales en lo que va del año. 149 películas terminadas de noviembre 2010 a noviembre 2011, registradas en el mercado de cine latinoamericano, ese “pequeño Cannes”. Hay, también, treinta y cuatro películas inscriptas casi terminadas, en el período del llamado “primer corte”. Quinientas horas de televisión producidas en lo que va del año.
“Los artistas son los que reflejan lo que pasa en una sociedad en determinados momentos. Esto hace que se construya una identidad, un relato propio del ser argentino, latinoamericano”, dice Liliana Mazure, la presidente del Incaa. “Cuando en la televisión se quería hablar y contar estas historias referentes a nuestra historia, a nuestro ser nacional, faltaba financiación. Porque la televisión en manos monopólicas no está hecha para el pueblo”, agrega la funcionaria.
Por su parte, el plan del Incaa para limitar la cantidad de copias de los grandes tanques hollywoodenses sigue en pie. “Se paga por cantidad de copias y se está recaudando la plata que se esperaba para volcarlo al cine nacional. No es época de tanques pero vamos a ver qué pasa en el bimestre julio–agosto del año que viene”, informa Mazure y recalca el éxito del nuevo canal estatal IncaaTv: “Funciona en todo los lugares del país donde llegue una antena. Primero estuvimos en Telered y Telecentro. A partir de septiembre del año que viene estaremos en Cablevisión y desde octubre en Direct Tv. Era necesario un canal de libre acceso en el que durante 24 horas se emitieran películas argentinas y latinoamericanas para así llegar a un público masivo superior al que se puede convocar en las salas. Es una forma de conocernos”.
La construcción identitaria. “Como todo arte y como toda disciplina del cuerpo social, el cine es parte de nuestras reflexiones, de nuestros desafíos y problemáticas. Y como tal, asimismo, tiene la capacidad de ser punto de fuga, generador de nuevas posibilidades y nuevas reflexiones desde lenguajes diferenciales que nos habilitan nuevas acciones. ¡Abiertas las fronteras, el arte nos hace paso para ser libres!”, dice Florencia Mazzardi, directora de uno de los Festivales emergentes más destacados del último tiempo, el Cine Migrante. Mazzardi remarca que las crisis acaecidas dieron tan sólo la posibilidad de volver a encontrarnos y así tomar la historia en nuestras manos: “Podíamos y debíamos recuperarnos en nuestras acciones cotidianas, en nuestros deseos (no sólo en nuestra reconocimiento como hetorosexuales), en nuestros trabajos, en la historia que enseñábamos en las escuelas, en la calle, sabiendo que cada acción que implica a más de uno, es una acción política, apostando al arte como herramienta de transformación”. Hay que seguir con el trabajo para ese futuro que está llegando.
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