Hace poco el Poder Ejecutivo envió al Parlamento un Proyecto de ley para que se trate una Nueva Ley de tierras que ponga coto a las ambiciones desmedidas de un "mercado" ideado a la perfección para favorecer a determinados grupos inversores, capitales extranjeros, y/o personas de gran poder adquisitivo que, favorecidos por el cambio y las políticas implementadas por casi todos los gobiernos que hemos tenido a lo largo de nuestra historia, se dedican a acaparar grandes extensiones de tierra, despojando, arrasando, desculturizando y hasta aniquilando poblaciones enteras.
Si bien el proyecto elevado a la Cámara de representantes es innovador, interesante y, por consiguiente "proteccionista" del patrimonio de todos los argentinos; quedan todavía algunas cuestiones que, a mi humilde entender, no aportan soluciones para un enorme segmento de la población que todavía no ha podido acceder al lote propio; todo esto sumado, claro está, a la monolítica mirada conservadora de cierta clase dominante que, una vez más, pretende no "mirar hacia atrás".
Y ese no mirar hacia atrás significa, lisa y llanamente: "Lo que está hecho, hecho está". Como si en materia de despojos y atropellos acá no hubiese pasado nada. Que ésos grandes inversores aparecieron un buen día por estos pagos con sus billeteras desbordantes de guita, quedaron prendados del paisaje, y decidieron comprar cientos de miles de hectáreas de las mejores tierras a un precio canallesco e irrisorio; ventaja (demás está decirlo) con la que un asalariado jamás contó para adquirir un mísero terreno de 10x30.
Como bien sabemos todos estos sujetos no actuaron solos. Asesorados, incentivados y hasta protegidos por gobernadores, intendentes, jueces, abogados, policías y la mar en coche, fueron por todo.
Ingleses, americanos, chinos, rusos, españoles, árabes, italianos, etc, etc, etc... porque, en este bendito país, se ha llegado a rifar el futuro por 4 o 5 dólares la hectárea, las mismas que hoy cotizan en miles.
En este bendito país se han desplazado comunidades enteras, muchas veces con el uso de la fuerza (pública o mercenaria), se ha matado, se ha devastado, se ha contaminado. le han puesto precio a las personas, el municipio, la comisaría y hasta al cementerio...
El poder del dinero hizo que se vendieran lagos, cursos y reservas acuíferas, tan vitales para la vida. Se han vendido enormes extensiones en zonas de glaciares y en puntos fronterizos geopolíticamente estratégicos (algún día se conocerá como amasaron sus fortunas los políticos y las familias feudales del Noroeste, arrendando o vendiendo sus campos a los narcotraficantes para utilizarlos como pistas de aterrizaje e inmunidad de traslado).
Los dueños de la tierra imponen sus leyes. Y en muchos casos mucho más rígidas y tenebrosas que el propio Estado. Valiéndose del poder de sus $$$ y del accinar de sus sicarios, y de una legislación acorde y fraudulenta, confeccionada "a medida" .
Es por eso que considero, y para que esta LEY no se quede corta, que debería ser precisa y contundente a la hora de determinar: ¿quiénes son sus verdaderos dueños?, ¿en que condiciones y a qué precio han adquirido sus tierras?, ¿de dónde provino el dinero para tales operaciones?, ¿quienes fueron sus contactos y a quienes les compraron?
Algo que debería salir a luz porque mientras la mayoría de la población se hacina en barrios de emergencia o en sucuchos alquilados de mala muerte estas sanguijuelas adineradas se adueñaron del país.
Debería también tratarse el tema de la tierra "ociosa", la expropiación o compra de las propiedades improductivas para distribuirlas entre las poblaciones originarias o entre quienes sepan y quieran trabajar el campo como una forma de descentralización de las grandes ciudades que permita repoblar el interior. Debería reeverse lo que ha sucedido con las tierras fiscales comercializadas sin autorización y por izquierda...
Infinidad de veces me he preguntado ¿a dónde van a parar aquellas propiedades cuyos propietarios fallecen y no existe vínculo de sangre que la reclame? "botín de guerra" me respondió una vez un zorro viejo de la política. " ¿O cómo pensás que se llenan los bolsillos los gobernadores, los intendentes y sus lacayos? No solamente con la "gañota" que reciben por las compras y licitaciones..."
En fin, creo que con esta nueva Ley, la cosa tiende a reparar errores históricos. Me encantaría una política de equidad y distribución puesta al servicio de los que menos tienen. Para que ningún argentino se muera en las calles por carecer de un techo propio y que las nuevas generaciones puedan proyectarse teniendo un terreno propio. Para eso no basta el límite de 1000 hectáreas para los inversores extranjeros ni el 20% del territorio nacional en manos privadas. Para eso se torna imperioso legislar para que cada provincia, cada municipio, le facilite a sus ciudadanos la compra de lotes fiscales en cuotas y que las propiedades no reclamadas vayan a subasta pública donando lo recaudado a entidades de bien público.
Roque Paz
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