Revolución es hacer cada día de nuestro pequeño espacio, un lugar digno de habitar
"La Maldita Máquina de Matar" Pinchevsky/ Medina

sábado, noviembre 17, 2012

Mañana en el Abasto

 

 



 

Las mil caras de uno de los barrios más legendarios de la ciudad a través de las historias de sus vecinos. Mística de una geografía humana.
Por Denise Tempone - Fotos: Gustavo Pascaner
Fuente: 7Dias

Veinte años hace que Wenceslao Maldonado vive en el Abasto. Tiene 70, pero no se le notan. Es un vecino activo, atento, por eso, aunque desde que se construyeron grandes torres, la mayoría de los vecinos ya no se conocen entre sí, él sabe quién es quién en el barrio. Wencesalo vio crecer esta alborotada y mutante porción de la ciudad y está contento de ser un testigo clave en su transformación. Exhibe con orgullo sus miles de datos, anécdotas y curiosidades. Probablemente, si el Abasto hablara, también expresaría su orgullo por este hombre que desde que llegó a la esquina de Viamonte y Ecuador, se atrevió a un cambio de vida rotundo. Hoy, Wenceslao es uno de esos personajes que a cualquier zona le gustaría tener. Después de todo, ¿cuántas comunas cuentan entre sus vecinos a un ex sacerdote que, ocupando el puesto de presidente de la Conferencia Argentina de Religiosas y Religiosos, largó todo a los 50 años para dedicarse a la docencia de latín y griego y luego dar el salto a la poesía gay? ¿Cuántos ciudadanos comunes fueron referentes episcopales primero para convertirse en referentes de la cultura literaria queer después? No todos pueden llevar a cabo semejante transformación, sin un contexto fértil para dar rienda suelta a tal voracidad de vida. En eso, el barrio y él son cómplices. Como el mismo Abasto, Wencesalo supo reconstruir su identidad y aceptar sus aparentes contradicciones a través del tiempo, hasta convertirlas en una marca personal. Como el mismo Abasto, en él viven pulsiones del pasado y el futuro en tensión constante que, aunque a simple vista parecen incoherentes y disonantes, logran resolverse en una personalidad especial. Como Wencesalo, el Abasto tiene esa cualidad extraordinaria. Es tanguero, es cosmopolita, es artístico, marginal, contradictorio, hermoso y complicado, y disfrutarlo exige una sensibilidad particular que no todos tienen.

Militantes del arte. Juan Xiet, Hugo Zmoizs y Cristian Feldstein están en la lista de afortunados poseedores de dicha permeabilidad. Gracias a eso lograron hacerse un lugar en la fauna que rodea lo que antes era el mercado y ahora es un shopping. Ellos son los “agitadores culturales” de El Emergente Club Bar, unos locos soñadores que un día cualquiera de 2007, con el fantasma de post-Cromañón aún arrastrando sus pesadas cadenas por la ciudad, vieron en un club de jubilados, un poco de tierra para plantar la semilla de la cultura alternativa en una Buenos Aires desierta de propuestas, por la clausura sistemática de lugares. “Acá se juega a la canasta de día y se hace rock de noche. Al principio lo hicimos desde la informalidad aunque poco a poco tuvimos que aprender a formalizar”, explica Hugo. “Saltamos muchos molinetes, insistimos y hasta hicimos una sentada frente al gobierno de la Ciudad. Hubo que pelear para hacer cultura. Finalmente lo logramos”, resume. El compañero de Hugo, Juan es, además de gestor cultural, artista. Su arte es el último bastión de la verdadera resistencia, dice. Como Wencesalo, hace poesía y en pocos días presentará su nuevo libro Crematorio. Junto a la nutrida lista de usinas culturales del barrio, entre las que nombra a los ya conocidísimos Konex y El Cubo y a otros como El Camarín de las Musas, IFT, La Carpintería, la varieté Guapachoza y el Abasto Social Club, Juan habla con entusiasmo de su “tugurio favorito”: Maldito Tequila. Es imposible rastrear Maldito Tequila en el circuito convencional de paseos. Es justamente eso, un antro, un tugurio, un local a la calle devenido en la vivienda del creador de este “agujero cultural”, Héctor Urruspuru, quien abre su casa para la lectura de poemas. Lo hace después de las ocho de la noche, algunos días sí y otros no, sin ninguna lógica comercial. No la tiene, por supuesto. No es fácil dar con Maldito Tequila. Si bien sus coordenadas son sencillas, Gallo y Corrientes, no se trata de cualquier esquina. En esa dirección se encuentra uno de los asentamientos ilegales más grandes de la ciduad. El origen de este predio como baldío llegó en los ’70 junto a la promesa de que ahí se construiría la autopista AU3 de Osvaldo Cacciatore. Con el regreso de la democracia el lugar desierto fue ocupado por 150 personas, divididas en casi 30 familias. Ellas construyeron un Abasto paralelo a todos los otros, al tanguero, rockero, literario y aún al ordinario. Se trata de un Abasto al que sólo se puede ingresar por dos puertas, según cuentan los vecinos, vedadas a quienes no pertenecen a las familias ocupantes y, definitivamente, vedadas al ingreso policial.

El asentamiento de Gallo tiene sus propias callecitas y locales precarios y resiste con desconfianza cualquier aproximación del Abasto de ahí afuera, del Abasto oficial. Justo bordeando esa vecindad, Maldito Tequila se presenta como una vidriera tapada con una cortina y nada más. “No hay cartel, no hay página, no hay nada, sólo de boca en boca”, revela Juan que pronto lo distingue del resto de los “tugurios culturales”. “Este barrio se está llenando de pequeños antros, pero aunque la mayoría empieza en la clandestinidad como Maldita luego buscan su manera de entrar al circuito oficial, como nos pasó a nosotros. Creo que es la manera que encontró mi generación para mantener la cultura urbana viva después de Cromañón”, resume.

Paraíso "Vintage". A pesar de ser una de las zonas de mayor crecimiento inmobiliario, y de que las nuevas construcciones no suelen respetar la estética legendaria del barrio, basta con caminar algunas cuadras para entender que ya sea por necesidad o el carácter nostálgico, el pasado pesa y mucho por estos lados. En Abasto todo se repara: heladeras, ropa, zapatos, termotanques, cocinas. Lejos de la lógica de “tirar y comprar nuevo”, siempre se intentan las últimas maniobras de rescate antes de dar por finalizada la vida útil de lo que sea. Héctor tiene 70 años y desde hace 30 es uno de los comerciantes célebres de la zona. Se dedica a comprar y revender objetos usados de todo tipo, aunque su comercio tiene una particularidad: está tan lleno que Héctor ya no puede ingresar en él. Sólo vende lo que tiene a mano. Esta mañana, lo que tiene a mano son ollas, pavas y una Biblia enorme que no recuerda dónde compró. Lamenta no poder acceder al resto de su mercancía que, seguramente, dice, vale una fortuna. “Este negocio mueve mucha plata, pero hay que trabajarlo bien y yo ya no estoy para estos trotes”, se lamenta. Héctor hace un repaso de lo que contiene el local, intentando espiar por la vidriera tapada de cosas, algún ítem especial. “Tengo una virgen manca, le faltan los dos brazos. Tengo también varias televisiones, zapatos rojos, teléfonos, de todo”, resume. Una vecina se acerca a consultarle por una pava pero le parece muy caro que salga $20. A él no parece importarle. No es que sea indiferente –justo ayer le regaló un alhajero a otra vecina que ya no tiene plata para subsistir–, es que a veces tiene que ponerse firme.

“Acá hay mucha gente necesitada, por eso se acercan a venderme cosas como estas ollas. Yo intento ayudar, a veces incluso compro las cosas más caras para hacerlos salir del paso”, revela. Suspirando y algo cansado, Héctor no quiere explicar mucho más: “puede parecer que sólo vendo cacharros, pero en este barrio es mucho más que eso. En este barrio todo lo que pasa es más profundo de lo que parece, no se puede comprender en una visita”, concluye con una sonrisa mientras sigue sacándole brillo a sus cacharros.



Aclaración. No es Maldita Tequila sino MALDITA GINEBRA, va todos los viernes luego de la media-noche tipo 1hs (el 21 de diciembre/2012 termina el ciclo luego de 15 años de hacerse sin parar todos los viernes, lo mejor de la poesía argentina contemporánea pasó por alli) se hace en Corrientes 3416 a mts, sí, de Corrientes y Gallo. Los esperamos.
Urruspuru. (mail to: malditaginebra@gmail.com) y ah, no tengo negocio en la zona ni 70 años, y el dueño del lugar donde se hace MALDITA GINEBRA es un amigo aymara: Zenón el Andino.

1 comentario:

  1. NO es Maldita Tequila sino MALDITA GINEBRA, va todos los viernes luego de la media-noche tipo 1hs (el 21 de diciembre/2012 termina el ciclo luego de 15 años de hacerse sin parar todos los viernes, lo mejor de la poesía argentina contemporánea, pasó por alli) se hace en Corrientes 3416 a mts, sí, de Corrientes y Gallo. Los esperamos.
    Urruspuru. (mail to: malditaginebra@gmail.com) y ah, no tengo negocio en la zona ni 70 años, y el dueño del lugar donde se hace MALDITA GINEBRA es Zenón el Andino.

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