Sorpresas te da la vida. Clarín publicó hoy esta excelente crónica que aunque no lleva firma supuse de movida y después pude averiguar, de Virgina Messi, la misma periodista que reveló urbi et orbi a tirios y troyanos que la famosa Morsa, personaje central del llamado “Triple crimen de General Rodríguez” NO era Aníbal Fernández (entonces candidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires y hoy Ministro de Seguridad de la Nación) sino Julio César Pose (ver aquí: https://pajarorojo.com.ar/la-morsa-la-verdadera-a-punto-de-ser-condenado-por-trafico-de-drogas-en-complicidad-con-la-dea/), agente encubierto tanto de la SIDE como de la DEA, entre otros servicios de inteligencia (lo que recuerda a Marcelo D’Alessio), desbaratando, bien que tardíamente, la campaña armada por el propio Clarín a través de Ricardo Roa, Jorge Lanata Y Elisa Carrió.
En esta oportunidad, se ve que le “sugirieron” a Messi que no mentara la identidad del convicto con los corpulentos odobenus rosmarus. No importa, si no fuera por el blindaje mediático, la historia hubiera sido otra pues parece evidente que si no se hubiera convencido a centenares de miles de electores que Aníbal Fernández era narcotráfico y asesino, el peronismo no hubiera perdido la Provincia de Buenos Aires ante Heidi –la nueva vecina de “la isla”– a causa de que gran parte del electorado se tragó el embuste de que el candidato peronista era La Morsa.
Y si Aníbal Fernández ganaba en la provincia, el presidente hubiera sido Daniel Scioli y no Macri.
Cualquiera diría que fue a partir de este éxito que Lanata pudo comprar un piso en Miami valuado en seis millones de dólares. Y hasta sospecho que la mudanza de Carrió del departamento que fuera de Lolita Torres en la avenida Santa Fe a Exaltación de la Cruz debe tener que ver con estas labores y su adscripción a La Embajada.
Me fui por las ramas otra vez, que yo recuerde, el primer periodista que identificó a Pose como la ya famosa “Morsa” fue, que yo sepa, Ricardo Ragendorfer a comienzos de 2016, hace seis años y medio, en C5N pero casi nadie le dio bola. Ragendorfer consideraba ya entonces que Pose trabajaba para el asesinado Sebastián Sforza, alejándole la miríada de acreedores que lo acosaban
Confirman una inédita condena contra un ex DEA y ex SIDE por un operativo que salpica a EEUU


La Justicia confirmó la pena a 4 años de prisión del ex SIDE Julio César Pose por armar un operativo antidrogas para cobrar una recompensa de la agencia estadounidense DEA.
Por mayoría -es decir por dos votos contra uno- la Sala II de la Cámara de Casación Penal dejó firme una sentencia inédita en la historia penal argentina: por primera vez, fue condenado un informante de la DEA (y ex inorgánico de la SIDE, además) acusado de armar un operativo antidrogas.
El fallo, firmado por Guillermo Yacobucci y Angela Ledesma (con la disidencia de Carlos Mahiques), dejó en una situación muy complicada al ex espía Julio Cesar Pose (69), quien había apelado la sentencia dictada en octubre del 2020.
Entonces se le impusieron cuatro años de prisión como partícipe necesario del delito de “transporte de estupefacientes”.
Esa condena, la de 2020 -que firmaron los jueces del Tribunal Oral federal N° 1 Ricardo Basílico y José Michilini, con el voto en contra de Adrian Grünberg- podría llevar a Pose a la cárcel.
Pero esto aun no fue pedido por el fiscal Marcelo Colombo. Un dato determinante es que el ex espía aun puede apelar su situación ante la Corte Suprema de Justicia. Y que seguramente lo hará.
El caso fue conocido como “Flor de Acero” porque el secuestro de drogas ocurrió a metros de la gran flor de metal ubicada al lado del edificio de la Television Pública, sobre la avenida Figueroa Alcorta.
La propia defensa de Pose planteó que éste actuó “en su calidad de agente inorgánico de la ex SIDE, bajo las órdenes de la DEA y operativamente en conjunto con Gendarmería”.
Sin embargo, los jueces que fallaron en contra sostuvieron que todo se hizo fuera de la ley, más allá de para qué agencia estuviera trabajando Pose.

Los empleados de Clarín que hundieron a Aníbal Fernández y no trepidaron en utilizar a asesinos pata lograrlo.
Flor de Acero
En 31 de diciembre de 2003, pocas horas antes de Año Nuevo, Gendarmería Nacional detuvo a tres hombres a metros del cruce de Austria y Figueroa Alcorta, en pleno barrio de Recoleta.
Les secuestraron 51 paquetes conteniendo 44,2 kilos de cocaína que días antes habían transportado desde Salta en un viejo Ford Escort.
Durante el juicio oral se demostró que fue Pose quien llevó a los narcos (con la droga encima) hasta el lugar donde fueron capturados por Gendarmería.
Allí -según él mismo admitió en su indagatoria- los abandonó sin que nadie lo detuviera.
De acuerdo a su propio relato, caminó unos metros y se subió a un auto de la Embajada de Estados Unidos, que lo estaba esperando.
En las audiencias de juicio también se confirmó que hizo todo eso (sin que su nombre figurara como agente encubierto o figura similar) para cobrar una recompensa de la DEA, la agencia antidrogas norteamericana que en el expediente incluso lo blanqueó oficialmente como “informante”.
Un testigo aportado por su defensa habló de 22 mil dólares de recompensa.
La pena de 4 años como partícipe necesario de transporte de estupefacientes fue casi la misma que había pedido su alegato el fiscal Marcelo Colombo.
Éste, al hablar ante los jueces, argumentó que Pose actuó por su propia cuenta sin contralor de ningún juez.
Su rol fue clarificado en su momento por Abraham “René”, Tenenbaum, quien declaró en la causa a título de chofer del agente de la DEA Arthur Staples (foto).

Tenenbaum – dueño de un pasado de gloria en Titanes en el Ring como “El Campeón Israelí” – declaró ante el juez de la causa, Claudio Bonadio (fallecido en 2020):
“El 31 de diciembre de 2003, alrededor de las 12.30, trasladé al agente Staples de la DEA en el BMW de la embajada hasta las inmediaciones de la confitería Rond Point (Figueroa Alcorta y Tagle). Aproximadamente a los 30 minutos apareció Julio César Pose, se subió al auto y fuimos todos para la Embajada de los Estados Unidos”.
“Pose se creía impune. Sabía que actuaba en el marco de la ilegalidad. Sabía que actuaba amparado por un organismo internacional que tiene mucho predicamento en la Justicia”, resaltó Colombo en su alegato.
Al momento de sus últimas palabras previo al veredicto, Pose se declaró inocente y sostuvo que siempre actuó de buena fe, creyendo que los jueces estaban al tanto de su intervención.
Una causa compleja
El propio y accidentado trámite de la causa muestra lo complejo de investigar los reales orígenes de algunos procedimientos antidrogas.
En “Flor de Acero”, dos de los tres narcos detenidos con la droga fueron condenados en 2006 a penas de 5 años y seis meses de prisión por “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización”.
Por entonces, el Tribunal dio cuenta de las irregularidades y mandó investigar lo que realmente había ocurrido.
Pero para ir más allá, la Justicia demoró casi dos décadas.
A juicio oral llegaron el ex SIDE Pose y el ex carapintada y tambien ex espía Ramón Ceferino Mendoza. Para este último, Colombo pidió la absolución en su alegato.
Tanto Pose como Mendoza habían trabajado para la Dirección de Contraterrorismo y Contra Proliferaciones de la SIDE, de donde fueron desafectados a principios de 2002.
De hecho, fue Mendoza el que terminó descubriendo el trasfondo del operativo.
El ex SIDE Pose le había prometido dinero y volver a trabajar en la SIDE al ex carapintada Mendoza.
Como no cumplió, Mendoza comenzó a mandar faxes reclamando lo suyo a la Embajada de Estados Unidos y a la Secretaría de Inteligencia.
Eso hizo explotar todo el armado.
El transporte de la droga había comenzado a gestarse tiempo antes cuando Pose viajó a Salta para contactarse con los narcos usando dinero de una caja chica de la DEA que manejaba la Gendarmería en la zona del NOA.
Esto fue contado con lujo de detalles en el juicio por el gendarme encargado de esa caja chica.
La comunicación oficial del transporte recién la hizo la DEA el 29 de diciembre de 2003 cuando la droga ya había llegado a Buenos Aires.
El agente Staples le mandó una nota oficial a Gendarmería que judicializó la información en el juzgado de Claudio Bonadio justo el último día que éste estaba de turno.
Así comenzó el caso oficialmente. Pero el nombre de Pose no fue incluido en ningún lado.
Lo que logró demostrar el fiscal Colombo fue que Pose no fue un agente infiltrado ni agente encubierto, sino que actuó en coordinación con la DEA pero sin conocimiento de las autoridades argentinas.
Al menos dos de los tres jueces (Basílico y Michilini) le dieron la razón al fiscal en un fallo histórico por una razón básica:
“Nunca antes como en esta causa quedó tan claro la discrecionalidad con la que -al menos en una época- actuó la DEA en la Argentina”.
A todo esto Pose -quien llegó libre al juicio y de momento seguirá así- admitió todo y se presentó como un aliado de la lucha antinarco.
Lo que no logró fue demostrar que la Justicia o la a SIDE supieran que estaba transportando por cuenta y orden de la DEA 44 kilos de cocaína rumbo a una trampa.
El tribunal no le creyó. Y ahora Casación tampoco.
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