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domingo, abril 21, 2024

Crueldad, hambre, progresismo y revelaciones

 






Hace 40 años y más, que la crueldad del hambre es naturalizada y anestesiada. Y la crueldad de la propaganda de alimentos riquísimos disfrutadas por crueles familias que nada quieren saber del hambre. Cárcel con sentencia de cadena perpetua.  Saben lo que hacen y, por lo tanto, no pueden ser perdonados.

Por Alfredo Grande

(APe).- En varios espacios que habito y en varios que sobrevivo escucho una reacción escandalizada ante lo que definen como el auge de la crueldad y de los discursos de odio. Siempre que una reacción es muy exagerada es una marca distintiva de lo que se denomina “formación reactiva”.  Por ejemplo: una desmesurada generosidad que encubre un absoluto egoísmo. O el ángel pacifista que en realidad es un ángel exterminador. No es el único ejemplo, pero vale recordar el Premio Nobel de la Paz de 1973 otorgado a Henry Kissinger.

No sé si es mayoría, pero si sé que no es nada silenciosa, que recién ahora descubre la crueldad y el odio. Obviamente no definen que entienden por crueldad y habitualmente lo confunden con violencia. Obviando que sólo la violencia puede enfrentar la crueldad. Para no caer en lo mismo que cuestiono: la crueldad es la planificación sistemática del sufrimiento.

En estas tierras por lo menos desde el llamado en aras de un pacifismo imbécil, “descubrimiento de América”. Que fue una cruzada evangelizadora y genocidio.  Que actualmente continúa. Niñas, niños, jóvenes, torturados, amputados, despojados de madres y padres, reducidos a formas abyectas de servidumbre. La cruz que fue espada, espada que fue cruz. Pero se aprendió a indultar atrocidades y asi estamos.

Hace 40 años y más, que la crueldad del hambre es naturalizada y anestesiada. Y la crueldad de la propaganda de alimentos riquísimos disfrutadas por crueles familias que nada quieren saber del hambre. Cárcel con sentencia de cadena perpetua.  Saben lo que hacen y, por lo tanto, no pueden ser perdonados. Si el hambre es crueldad, indignarse por la crueldad de estos tiempos, es por lo menos ingenuo. Por lo más, es cómplice.

Como seguramente preguntaría mi amigo Vicente Zito Lema: “¿Qué hiciste en los tiempos de la crueldad?” Muchas veces potenciarla como hicieron las orgullosas democracias europeas que le dieron carta blanca a la barbarie nazi. Y ahora a la barbarie del estado de Israel. Y el progresismo que inventó el estado de bienestar para frenar al comunismo, lo que logró varias décadas despues.  Y nuestra versión del capitalismo serio con derechos humanos. Paradoja que sostuvo el alucinatorio político social. Ahora que asistimos al capitalismo más en serio sin derechos humanos, inventan al anarco capitalismo. Todo sirve para las coartadas del Estado Burgués.

Constitucionalmente la argentina (o lo que de ella quede) sostiene el culto católico apostólico romano. No muy diferente a las fuerzas del cielo hoy tan invocadas. El falso profeta exhibe revelación y oculta apocalipsis. La revelación y la profecía tiene entre sus temas principales la función de Jesucristo para llevar a efecto el plan de Dios; la mano de Dios (quizá la de Maradona) en la historia de la tierra; la segunda venida de Jesucristo y la destrucción del mal; y la promesa de que, con el tiempo, la tierra llegará a ser celestial. El libro también explica que habrá “una victoria permanente del bien sobre el mal, así como del reino de Dios sobre los reinos de los hombres y del de Satanás”.

Pero puede fallar. Y falló. Es buen antídoto leer la novela La rebelión de los ángeles, que en 1914 publicó Anatole FranceNovela crítica, paródica y desternillante con la que Anatole France desmitifica la camarilla celeste y deja a Dios, o el cargo de Dios, como el objeto de intrigas, ambiciones y batallas entre espíritus celestiales que cada cierto tiempo (unos pocos miles de años) cambia de manos según que bando resulte ganador de la refriega de turno. En la actualidad de la cultura represora y el Estado de Malestar ya no hay rebelión sino una humillante resignación. Producto del negacionismo de la crueldad del sistema capitalista. Habrá otras sin duda. Pero la del capitalismo es nuestra ya que la propiedad privada individual es nuestro ángel exterminador y tiene rango constitucional.

Si la crueldad nos sorprendiera menos, podríamos quizá combatirla mejor. Porque el hambre sigue siendo un crimen, y un refinado acto de la más cobarde crueldad.

La patria es el otro.  Un otro, una otra con hambre. Encarcelado con sentencia firme a cadena perpetua.
 

 

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