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"La Maldita Máquina de Matar" Pinchevsky/ Medina

domingo, junio 07, 2020

El ideal estadounidense: solo y el mejor


El mayor atentado individual cometido hasta la fecha en EEUU fue realizado por Richard McKhrystall, un ex militar, infante de marina que combatió en Irak y Afganistán. En un video previo se lo puede ver diciendo “No puedo sacarme de la mente las imágenes de los cadáveres destrozados ¡Si los viejos, las mujeres y los chicos no combatían! ¡Tómense todo el petróleo que robaron a sangre y fuego! Me voy haciendo lo que ustedes me enseñaron y yo aprendí muy bien: a sembrar la muerte por el mundo.” Paradójicamente, concretó el ideal estadounidense de vencer individualmente en la competencia al hacer él, solitario, la masacre más grande. 
El mayor atentado individual cometido hasta la fecha en Estados Unidos fue realizado por un hombre de 30 años, ex militar, infante de marina, veterano de guerra que combatió en tres misiones en Irak y Afganistán entre el 2000 y el 2009 defendiendo los valores estadounidenses. Padecía Depresión y Trastorno de Estrés Postraumático.
Lo sucedido dejó un saldo de 83 muertos y cerca de 150 heridos, varios de ellos graves, según el último balance de las víctimas hecho por las autoridades. Esta vez la tragedia ocurrió en la Universidad de Harvard, condado de Cambridge, Estado de Massachusetts, en el horario en que se produce la mayor concentración de estudiantes.
Dado que es un hecho luctuoso que se repite constantemente en nuestro país, la redacción del “Massachusetts News” me encomendó que no sólo informe detalladamente sobre el acontecimiento, sino que también investigue la posible causa de éste deplorable incidente. Creo haber encontrado un nexo que expongo al final de éste artículo.
Según pudo establecerse por las declaraciones de Sam Jackson, el encargado de la “Tatte Bakery & Coffee”, la cafetería que está casi enfrente de la Universidad, cruzando la Massachusetts Avenue, Richard McKhrystall (el autor de lo sucedido), ingresó al establecimiento, con un gran bolso negro, largo rato antes de que se desencadenara la tragedia. Tenía la actitud de alguien taciturno y enfrascado en sus pensamientos. Se sentó junto a una ventana y pidió un café. A Jackson le llamó la atención que vistiera un impermeable amplio, siendo que, aún nublado, no amenazaba lluvia.
Cuando McKhrystall pagó su consumición lo hizo con gesto adusto pero con gran amabilidad. Se levantó y caminó lentamente, posiblemente a raíz del peso del bolso que portaba. Salió, miró a ambos lados, cruzó la avenida y se entretuvo un rato mirando los banderines y las remeras de la vidriera de Wigglesworth, la Harvard shirt shop. Parecía que estaba haciendo tiempo. Luego caminó hacia la izquierda y ahí Jackson lo perdió de vista.
La siguiente noticia que se tiene de McKhrystall es cuando desde un ángulo de la Widener Library, la más grande de las tres bibliotecas de la universidad, comenzó a disparar a mansalva sin previo aviso sobre los más de 180 lectores que había en ese momento y desató el caos. Harry Brown, de 25 años, uno de los lectores sobrevivientes, describió la escena como un horror: los cuerpos esparcidos entre las mesas de lectura y el piso, los gritos de pavor y de dolor, el llanto de muchos. “Con otros estudiantes buscamos la salida de emergencia. El suelo era un gran charco de sangre.”, dijo.
En medio de la confusión general, McKhrystall rápidamente se escabulló hacia afuera y se encaminó con total tranquilidad hacia la Harvard Cooperative Society, la inmensa librería distante a unos 300 metros. Ingresó sin llamar la atención, trepó ágilmente por las negras escaleras de caracol y se atrincheró en el techo. Desde allí comenzó a disparar sobre la multitud que disfrutaba del hermoso día primaveral congregada en la Harvard Square.
Habiendo sido alertadas las fuerzas policiales, éstas, luego de establecer el lugar del agresor, apostaron varios francotiradores sobre la azotea del Cambridge Savings Bank, emplazado casi enfrente. Quedó un tendal de muertos y heridos sobre la Harvard Square antes de que McKhrystall se suicidara. Vestía de negro, tenía puesto un chaleco antibalas y a su lado, se encontraron cuatro armas: un rifle de asalto AK 47, una ametralladora MP5, un fusil Galil 556, una pistola Magnum 45, algo más de 400 municiones, el bolso y el impermeable. Las imágenes de la televisión local, transmitiendo en directo, mostraron una veintena de autos de policía y ambulancias en los alrededores de Harvard Square.
Según trascendió, dos días antes McKhrystall había alcanzado a su psiquiatra un sobre con un mensaje detallando sus planes para el ataque. El médico lo abrió después de la masacre. Además envió una encomienda al canal de televisión WCM News con un DVD con fotos, archivos de videos donde empuñaba armas, y donde hablando directamente a cámara manifiesta su desencanto y odio hacia la sociedad donde vive y su decepción con Harvard.
Pude ver el video en privado, en la sede de WCM News, antes que el canal decidiera no emitirlo públicamente. (¿Autocensura o “sugerencia” gubernamental?) Abatido y con furia McKhrystall dice: “No soporto más esto. No puedo sacarme de la mente las imágenes de los cadáveres destrozados. ¡Si los viejos, las mujeres y los chicos no combatían! ¿Tiene sentido gritar en inglés: , a iraquíes que no hablan inglés? ¿Burlándonos cuando torturan a un pobre diablo vamos a “ganarnos el corazón y las mentes” de los afganos? Ya aprendí que es inútil tratar de que ustedes escuchen. Es como gritar en el desierto. ¡Guárdense todas sus medallas! ¡No las quiero! No me siento un héroe. Me siento un mono que con un fusil en las manos hacía todo lo que le dictaba una computadora balística. Lamento haber arriesgado y malgastado mi vida y haber perdido la razón por las hipocresías y mentiras con las que colabora Harvard. ¡Tómense todo el petróleo que robaron a sangre y fuego! ¡Atragántense! ¡Buen provecho! Me voy haciendo lo que ustedes me enseñaron y yo aprendí muy bien: a sembrar la muerte por el mundo.”
Como siempre en estos casos, el FBI, a través de un vocero, se apresuró a decir que el incidente (así lo llamó) se trató de “una acción individual” y que McKhrystall no tiene vínculo alguno con grupos terroristas. Es difícil distinguir si estos comentarios son para tranquilizar al público o son una forma velada de exaltar el individualismo.
Confieso que quedé muy conmocionado por lo ocurrido pero por lo mismo me pareció imprescindible reflexionar sinceramente y profundamente sobre los motivos que causan estos graves procederes reiterados. ¿Por qué McKhrystall eligió Harvard? ¿Podría ser la existencia de la Harvard Kennedy School of Government? El lema de la misma es: “Educar a los líderes y generar las ideas que este momento en la historia exige.” Se mantiene a la vanguardia en Estados Unidos y en el mundo dedicada al estudio de las políticas públicas y de gobierno. El 40% de sus estudiantes son extranjeros y provienen de 70 países.
Estuve viendo la nómina de sus profesores y me topé con Lawrence Summers, que se educó en Harvard, es miembro de la Academia Nacional de Ciencias y de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias. Summers fue Economista Jefe del Banco Mundial entre 1991 y 1993. En la “Conferencias de Naciones Unidas sobre el Medio ambiente y el Desarrollo”, en Río de Janeiro, en junio de 1992. (Cumbre de la Tierra ECO 92”) Summers firmó un informe que se filtró a la prensa donde afirmaba: “¿No debería el Banco Mundial alentar una mayor transferencia de industrias sucias al tercer mundo? Numerosos países se encuentran muy limpios, por lo que sería lógico que recibieran industrias sucias y residuos industriales, ya que tienen una mayor capacidad de absorción de contaminantes sin que se produzcan grandes costos…
Los costos de esta contaminación están ligados al aumento o retroceso de la mortalidad; desde ese enfoque, una cierta cantidad de contaminación perniciosa debería ser realizada en países con costos más bajos, con menores salarios, por lo que las indemnizaciones a pagar por los daños serán también más bajas que en los países desarrollados…Creo que la misma lógica económica, que existe en la exportación de una carga de basura toxica a un país con salarios más bajos, es impecable y debemos tenerla en cuenta. Las sustancias cancerígenas tardan muchos años en producir efectos, por lo que éstos serán mucho menos llamativos en los países con una expectativa de vida baja, es decir, en los países pobres donde la gente muere antes que el cáncer tenga tiempo de aparecer.” Luego trató de desmentir lo expresado diciendo que fe dicho irónicamente y en broma.
Como Secretario del Tesoro durante la presidencia de Bill Clinton entre 1999 y 2001, Summers propuso la ley que prohibió la regulación federal de los derivativos económicos, (Warren Buffet las llamó “armas de destrucción masiva”) que sumergieron a los mercados financieros en el desastre. Dean Baker, que había advertido sobre la inminente crisis que se avecinaba, afirmó que poner la política financiera en manos de Summers era “como recurrir a Osama Bin Laden para que ayude en la lucha antiterrorista”. Luego, el mismo Summers propuso regulaciones para ayudar a limpiar el caos que ayudó a crear. Entre 2001 y 2006 Summers fue Presidente de la Universidad de Harvard, de donde fue expulsado por machista. En 2005, en una conferencia académica, sostuvo que los hombres superan a las mujeres en matemáticas y ciencia por diferencias biológicas: «La investigación realizada en genética actitudinal está demostrando que determinadas cosas que la gente antes atribuía a la socialización no tienen nada que ver con ella», dijo al Boston Globe en una entrevista.
Entre 2009 y 2010, bajo la presidencia de Barak Obama, Summers fue Director del Consejo Nacional de Economía de los Estados Unidos. Jonathan Weil declaró al Bloomberg News “Muchos de ellos deberían estar recibiendo citaciones judiciales como testigos materiales en lugar de figurar como miembros del círculo íntimo de Obama” por la catástrofe financiera causada. “La mitad de ellos han tenido posiciones de importancia en empresas que, en mayor o menor grado, han falsificado sus declaraciones financieras o contribuido a la crisis económica mundial, o ambas cosas a la vez”.
Summers bien podría firmar la frase de Castelao Bragaño, que en 2012 fue nombrado por el gobierno español presidente del Consejo General de la Ciudadanía en el Exterior. El segundo día que estuvo en el cargo dijo: “Las leyes son como las mujeres, están para violarlas”. Tuvo que renunciar antes de la semana.
Machista, cómplice de delincuentes financieros, promotor del desastre financiero mundial de 2008, Summers denomina “lógica económica impecable” a la contaminación de los países pobres con basura tóxica cancerígena, porque los costos de las indemnizaciones son más bajos y todo sería menos llamativo porque ahí la gente muere antes que el cáncer se manifieste. Si los costos son más bajos, las ganancias son más altas. Es la “lógica económica impecable”, salvaje y despiadada, de un reverendo hijo de puta. ¡Y éste tipo “educa líderes y genera las ideas que este momento de la historia exige”!
Paradójicamente, McKhrystall concretó el ideal estadounidense de vencer individualmente en la competencia al hacer él, solitario, la masacre más grande. O sea el “American way of death.”
El editor me felicitó por el excelente artículo y me comunicó que, aunque habían decidido no publicarlo, igual me lo pagarían.

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