Compartimos hoy, en nuestra columna semanal, un
cielito de Juan Sasturain que no fue recogido en El Versero, libro que recopila 40 años de la relación
particular entre el creador de Dudoso Noriega y
la poesía.
Por
Norman Petrich / Ilustración: Gato Nieva
No hace mucho, en el 2016, Juan Sasturain
publicó El
Versero, libro de poemas que recoge el
trajinar de 40 años detrás de esa doble connotación, que parece hablarnos de
alguien que los hace y que, picarescamente, también los mete. Allí incluyó los
que ya había publicado en Cartas al Sargento Kirk y otros poemas. “Los grandes poetas son, por lo común, autores de
grandes versos que valen por varios libros”, supo afirmar por aquella época.
“Este cielito no lo recogí en El versero (cien poemas 1976-2016), pero corresponde al mismo momento que la
serie Carta
al Sargento Kirk y otros poemas.
Cabe ahí, en ese clima, justito en el filo”, nos comenta Juan en el correo que
acompaña al poema. Es así cómo nos enteramos de que fue publicado en Feriado
Nacional, una revista en la que participó Sasturain y que existió entre el 83 y
el 84.
Reconocido por sus novelas y sus programas
televisivos sobre libros y autores, pero sobretodo por su larga carrera como
guionista de novelas gráficas como la mítica Perramus, el actual director de la Biblioteca Nacional
afirma que a la hora de meterse con la poesía suele hacerlo “sin red”, después
de todo esos versos están escritos por “alguien que de algún modo ya es
otro”.
“En el número inmediatamente posterior a las
elecciones, entre otras cosas, publiqué este homenaje a los cielitos
patrióticos del gran Bartolomé Hidalgo. Siempre me ha gustado Hidalgo y me le
animé a un diálogo a su estilo, años después, para las fiestas del
Bicentenario”. Al tener esta referencia temporal, uno puede ir rastreando
referencias en el poema, como en la estrofa "cielo de los compañeros:/ a
veces uno se quema/ de tanto jugar con fuego" que inmediatamente lo hace
pensar en la torpeza de Herminio Iglesias y la quema del cajón en el Obelisco.
Estamos ante un nuevo hallazgo para esta columna
semanal. Que lo disfruten.
Cielito de la democracia
Hoy agarro la guitarra
para cantar el cielito
porque estoy como Tarzán:
en pelotas y a los gritos.
Cielito, cielo que sí,
cielo del Bartolo Hidalgo.
¡Qué bueno es cantar como él
y tener que decir algo!
Aunque el verso me va grande
quiero ser la voz del pueblo.
Lo sabe la oligarquía:
somos audaces los negros.
Cielito, cielo que no,
cielo de la dictadura.
Que no me quiebren la voz
los siete años de amargura.
Habló al pedo el General:
“Unidos o dominados”.
Y lo aprendimos de golpe
con Joe y los uniformados.
Cielito, cielo que sí,
cielo de triste memoria;
hay que cumplir con los plazos,
que es usurera la historia.
Desde aquel setenta y seis
hasta el diciembre que viene
siete veces nos montaron
y nos hicieron el siete.
Cielito, cielo con alas,
cielo de tierra y marina:
entraron por la ventana
y fueron a la cocina.
El menú fue una ensalada
financiero-militar.
Falcon verde, verde dólar,
toda fruta que cae mal.
Cielito, cielo y más cielo
cielito de la matraca.
Mientras nos daban la salsa
metían la mano en la lata.
De tanto hurgar el chanchito
se voló toda la mosca,
y a los que pateaban puertas
se les gastaron las botas.
Cielito, cielo que no
cielo de los papelones.
Faltó vergüenza en el Fondo
y en las Malvinas c...añones
La gente salió a la calle
cansada de los milicos
y dibujó las paredes,
la Plaza y el Obelisco.
Cielito, cielo y joderse...
cielo de la democracia:
tuvieron que hablar del tema
aunque no les hacía gracia.
“El que vota se equivoca”
dijo un gorila bocón...
¡Qué lindo es equivocarse
y hacerlo de corazón!
Allá va cielo y más cielo,
cielo negro del Proceso...
No sea que nos den el dulce
después de comerse el queso.
Sin duda nos han dejado
sin nada que repartir.
Sin fasos, sin pan, sin agua...
Es el tiempo de Alfon-sin.
Cielito, cielo que sí,
cielo de los radicales.
Que se vayan los milicos
y que se lleven los males.
El que gana lleva todo
es ley de la perinola
pero esta vez pongan todos
o nos quedamos en bolas.
Cielito cielo que sí,
cielo de los compañeros:
a veces uno se quema
de tanto jugar con fuego.
Y les dejo la guitarra
cansado de tanto verso.
Hay mucho que celebrar
y quiero ser el primero.
Cielito, cielo y más cielo,
cielo de los argentinos.
Que vivan los que no están
y los que sobrevivimos.
1983
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