Milei es el
mal, pero no es el absoluto mal. El absoluto mal es que se haya posibilitado
-alfombrado- que el mal llegue por voto. El mal considera que los votos son una
licencia para matar, aunque apenas da cierta licencia para gobernar. Pero es
útil la evidencia de que la cacareada división de poderes es parte del
alucinatorio político social.
Por Alfredo Grande
(APe).- La desocupación más alta de la era Milei: 315
mil personas perdieron el trabajo en los primeros tres meses del año (Fuente:
Tiempo Argentino). Obviamente hay muchas que, si bien no lo perdieron, tampoco
lo encontraron para que satisfaga las necesidades, aun las más básicas. Una de
las tragedias actuales es que el “ocupado” no tiene resuelto el problema de la
subsistencia.
Hay que multi ocuparse para llegar al mítico fin de
mes. Se vive mal, muy mal. He aquí el verdadero problema de seguridad. Porque
muy pocos están seguros de poder seguir viviendo.
Los métodos de aniquilamiento son variados.
Últimamente un no ciudadano fue asesinado por frío en la
puerta de un hospital. Una excelente nota
de Silvana Melo reseña este crimen contra la humanidad. Esa
nota rescata a Miguelez de la siniestra condición de desaparecido. Esta
democracia perforada tiene un martir más. Pero como dice el poeta Sabina, “el
diario no hablaba de ti”.
Uno de los criminales contra la humanidad, cuya
identidad autopercibida es economista, habló del “costo social del
ajuste”. Ese costo es la vida. Miguelez lo encarnó. Lo más grave es
que no es el único. Pero como digo, “mal de muchos consuelo de
cómplices”. Y sobran cómplices, incluso algunos del llamado campo popular.
Milei es el mal, pero a mi criterio no es el
absoluto mal. El absoluto mal es que se haya posibilitado, casi diría
alfombrado, que el mal llegue por voto. El mal considera que los votos son una
licencia para matar, aunque apenas da cierta licencia para gobernar. Pero es
útil la evidencia de que la cacareada división de poderes es parte del
alucinatorio político social. Si hay mártires asesinados con frío, si hay multi
ocupados que padecen, entonces, los tres poderes están asociados para diezmar a
la población. Niñas, niños, jubiladas, jubilados, originarios, originarias, ya
son diezmados hace décadas.
La tragedia es que se discute las condiciones del
arresto de la ex presidenta, pero se acepta el arresto. No me parece que se
haya armado demasiado quilombo. La proscripción elimina toda posibilidad de
considerar este régimen como democrático. Confundir sufragio con democracia, es
algo más que una confusión. Es complicidad. Los medios (los votos) no legitiman
cualquier objetivo. Pero el cacareado fin del déficit cero, permite arbitrar
cualquier medio. Incluso un decreto para legalizar la impunidad policial.
Me parece importante asumir que no hay democracia
en la Argentina. Y que el mayor ataque a la democracia es este Gobierno
de Ocupación.
Lo que hoy se denomina centralidad es una forma
lamentable de referirse a los liderazgos. Y lamento que Cristina recupere
liderazgo justamente cuando la proscriben. No es el momento de realizar un
análisis de la psicologia de las masas. Freud, y especialmente Wilhelm Reich,
han hecho aportes fundantes. Tampoco creo que la única verdad sea la realidad.
Y menos en los tiempos de la IA y la posverdad. Pero sí creo que la única
verdad es la trasformación revolucionaria de la realidad. Realidad: modos de
producción económico social. O sea, la realidad excede en mucho el espacio de
un balcón.
En una época que hoy parece que nunca existió, ante
los reclamos “por izquierda” al entonces presidente Alfonsín, decían sus
voceros y alcahuetes: “no es el Che”. Pero lo decían como disculpa, no como
reclamo. En una colonia saqueada como es la Argentina, ocupada por potencias
imperiales, no ser el Che es casi un suicidio.
Obviamente, la Che Cristina es un deseo de un
socialista añoso. Pero los líderes siempre han perdurado en la medida que los
deseos de las masas han sido satisfechos. Eso nunca se olvida.
Solamente los deseos satisfechos son inmortales.

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