Revolución es hacer cada día de nuestro pequeño espacio, un lugar digno de habitar
"La Maldita Máquina de Matar" Pinchevsky/ Medina

sábado, octubre 19, 2013

ESTRELLA FEDERAL.

 
La iconografía política argentina construida durante estos doscientos años de historia es muy rica. Ciertas imágenes se presentan durante el Siglo XIX en la conformación de nuestra identidad política, y son posteriormente resignificadas durante el Siglo XX; es el caso de la imagen de la Estrella Federal. Dicha representación es, al decir de Malosetti Costa (en Educar la Mirada: políticas y pedagogías de la imagen, Flacso 2006), una imagen poderosa, es decir, una imagen con capacidad de perdurar en la memoria y, después de extendidos periodos, reactivarse y convocar renovadas ideas. Imágenes veneradas u odiadas, temidas y hasta destruidas.  La imagen de la Estrella Federal representa una flor de la especie Euphorbia pulcherrim. El color rojo, el origen americano y la tradicional identificación de esta flor con una fiesta religiosa como la Navidad, generaron una fuerte empatía con los ideales y símbolos del federalismo. La Estrella Federal de ocho puntas, el poncho rojo y el lema “Religión o Muerte” conforman el imaginario sobre el caudillo federal, que se opone al ideal “más civilizado” de la levita y el poncho azul que caracterizan al Unitario. La veneración o el rechazo hacia la Estrella Federal son una expresión del antagonismo entre Unitarios y Federales, que polarizó a la sociedad argentina durante buena parte del siglo XIX.          Es Juan Manuel de Rosas, caudillo federal y hombre fuerte de la provincia de Buenos Aires desde 1829 hasta 1852, quien popularizó a la Estrella Federal al utilizarla como una joya. En la gran mayoría de los retratos, Rosas aparece con la estrella como colgante. El mismo caudillo entregaba la “Medalla Federal”, representada por la estrella de ocho puntas, a los soldados más identificados con su proyecto. La insignia también era utilizada para premiar mérito y valentía.  Siguiendo a Laura Malosetti Costa, las imágenes poderosas pueden ser reinterpretadas por diversos actores sociales en diferentes contextos históricos, reviviendo nuevas evocaciones, pasiones u odios. Es lo que ocurre con la Estrella Federal, retomada como ícono en la segunda mitad Siglo XX por diferentes grupos políticos, entre los cuales se encuentra la organización político-militar Montoneros.                                                                      El contexto histórico en que se desarrolla Montoneros está signado por una fuerte tensión entre el proyecto de la oligarquía y la resistencia de los sectores populares. Producto de esta puja, la historia argentina del Siglo XX se caracterizó por una violencia sistemática ejercida desde “arriba” por las elites con fuertes vínculos con el imperialismo. Los golpes impopulares de 1930, 1955,1966 y 1976, y la persecución a los movimientos populares, dan cuenta del proceso operado.     Montoneros evoca la Estrella Federal desde el lugar de una organización político-militar, con inserción en diversos sectores sociales. Esta organización desarrolló un significativo trabajo en los frentes de masas: en el estudiantil −UES−, en los barrios populares −Movimiento Villero −, en la juventud trabajadora –JTP−, en los universitarios −JUP−, entre otros. El desarrollo en las masas permitió una apropiación de la Estrella Federal en tanto ícono, que excede a Montoneros como organización política, insertándolo en los diferentes movimientos y en la memoria popular. El devenir histórico propio de Montoneros y las diferencias con el Gral. Perón, irán deteriorando el vínculo de la organización con las masas, aislándola cada vez más en un creciente militarismo.  Montoneros adopta la Estrella Federal en sus documentos oficiales, partes de guerra y bandera. Bautiza además con el nombre Estrella Federal al órgano de prensa del Ejército Montonero.     Para los jóvenes de la organización Montoneros, la Estrella Federal es portadora de un fuerte valor semántico; expresa la continuidad que ellos percibían entre su lucha -contra el imperialismo extranjero y sus socios locales- y las luchas por soberanía y en contra del centralismo porteño llevadas a cabo por los caudillos federales del siglo XIX. Según esta caracterización, ambos procesos se encontrarían emparentados en términos de una continuidad histórica del pueblo en pos de la liberación nacional.  La historiografía liberal injurió a las montoneras del siglo XIX, describiendo a sus integrantes como negros, feos, peludos, crueles, la representación de la barbarie (Pacho O´Donnell, El Argentino, 17/02/09). De igual modo, en el Siglo XX los discursos del poder despojaron a Montoneros de su identidad como grupo de guerrilla urbana, estigmatizándolos como un simple grupo terrorista. Es por esto que los íconos, como la Estrella Federal, que para algunos evocan pasión y pertenencia, provocan rechazo en otros sectores, quienes los identifican como sinónimos de violencia y terror. Hacia el año 2003, luego de la crisis económica e institucional del 2001, Néstor Kirchner llega a la presidencia. Con él comienza un nuevo proyecto nacional, basado en la reparación histórica de los crímenes de lesa humanidad y la justicia social, a partir de la redistribución de la riqueza en el marco de un capitalismo nacional. Este proceso dio lugar a una vuelta a la discusión política, que había sido trivializada durante la década de los ‘90.     En este nuevo contexto, la Estrella Federal parece ganar espacio público. Se multiplica su representación en banderas, carteles, pintadas callejeras. Son centenares los blogs de jóvenes que la toman como insignia. Lo cierto es que la Estrella Federal está nuevamente en la discusión, como testigo de nuestra historia, como icono odiado o venerado, como una imagen poderosa. En cuanto tal, está lista para volver a ser resignificada por las generaciones presentes y futuras, como un símbolo de la lucha de nuestro pueblo a lo largo de los doscientos años de Historia Argentina.

1 comentario:

  1. Gracias compañeros por difundir la nota. Uno cuando escribe lo hace para que pero estaría bueno que citen al autor. Saludos compañeros
    Martín Almuna,autor de la nota

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