Por Alfredo Grande
(APe).
- Las derechas no tienen la vergüenza de haber sido, pero empiezan a sentir el dolor de ya no ser. Y me refiero a que en tanto la pandemia de COVID 19 no retrocede, se ha convertido en un analizador histórico del fundante de modo capitalista de producción. Que podemos resumirlo en dos conceptos: “lucro y crueldad”. Lucro que nada tiene que ver con ganancia. Crueldad que nada tiene que ver con violencia.
El remanido “impuesto a las ganancias” muestra que para la cultura represora es negocio mezclar ambas cuestiones. La violencia de género, en realidad, es ejercicio de crueldad. O sea: de la sistemática planificación del sufrimiento. Cuyo extremo límite es el feminicidio. Lucro financiero con todas las operatorias delictivas para generar una renta billonaria. La crueldad del “gatillo fácil” y de los asesinatos fáciles. La 6º Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil del 27 de agosto es la evidencia de que la crueldad es una política pública.
También el lucro es una majestad y sus catedrales se denominan bancos.
Lucro y crueldad son los dos vectores que organizan el modo de vida de todes, en su expresión pornográfica durante la dictadura, en su versión apta para todo público en democracia.
Una expresión de lo intangible del lucro y la crueldad es que al impuesto a la riqueza se lo llama aporte y, además, a la fecha todavía no se ha concretado. Un 2% no es gran cosa para los mega capitales, pero no quieren entreabrir la puerta para no dejar precedente y luego pretendan arrasarles la tranquera.
La desaparición forzada de personas es el asesinato que evidencia una crueldad sofisticada. Un desaparecido no está ni vivo ni muerto: está desaparecido. Palabras del general genocida. Julio Jorge López, Santiago Maldonado, Facundo Astudillo Castro. Algunas diferencias. Pero muchas similitudes. Y todas en democracia. Hay que tener un cinismo a toda prueba, para seguir sosteniendo que el lucro y la crueldad son conjurados por las neo democracias que el neo liberalismo tolera.
Los fiscales no son los únicos paraísos. Los cargos en el estado tienen algo y mucho de paradisíaco. Un responsable directo de los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Dario Santillán y de la autorización para el uso de agrotóxicos a la crueldad de los traficantes de alimentos, es canciller y por lo tanto el mandamás de los paraísos económicos y políticos que se denominan embajadas. Las democracias representativas, autistas, autocentradas, compatibles con las dictaduras del capital, son absolutamente funcionales al maquillaje del lucro y la crueldad. Lamentablemente, el maquillaje sigue teniendo buena prensa.
Para que lucro y crueldad sigan organizando nuestra vida y nuestra muerte, se ha creado un terror de segundo generación. Es la catequesis del “terror al terror”. Un psicoanalista de mucho prestigio, -al menos mucho más que el mío, si es que alguno tengo- de mucho más talento que el mío -si es que alguno tengo- de fluida llegada a los centros que trafican información, ha escrito lo siguiente: “Preguntas en Argentina. ¿Se tiene claro que si el proyecto del Frente de Todos naufraga a la Argentina le espera el horror? ¿Se tiene claro que en esta época del mundo donde el capitalismo arrasa con todo lo digno de la vida no se puede frenar esto con un gobierno que sea idéntico a nuestros ideales? ¿Se tiene claro que nos rodea un mundo violento y reaccionario? ¿Se tiene claro que no hay más remedio que jugar con ciertas tensiones, soportar contradicciones y enfrentar una realidad poblada de claroscuros? ¿O vamos a bombardear a este gobierno con críticas que sólo conducen al debilitamiento del proyecto que intenta frenar el hambre, el desastre, el caos social, la quiebra del Estado? Ser rigurosamente de izquierda o nacional y popular o peronista o desear un proyecto emancipador no es llegar primero que nadie al mundo de la 'crítica', sino defender en primer lugar la barrera frente al horror que siempre está allí, aguardando su turno”.
La crítica a los que critican está legitimada. La crítica a los que gobiernan, no. La culpabilización por debilitar a un proyecto que intenta (ni siquiera asegura que podrá lograrlo) a través de la crítica, pretende ignorar que la crítica fortalece al sabio, aunque enardece al necio.
La perla negra es postular que “no hay más remedio”. Faltaba escribir: no hay otra. Es lo que hay. Lo más grave de este texto que me indignó y que pretendo el exorcismo de criticarlo, es asimilar crítica con debilitamiento. Estoy tentado y no venceré la tentación de homologarlo con la arenga al principio de la cuarentena que “no hay lugar para los libre pensadores”. O sea: sólo queda espacio para los “esclavos repetidores”. Tanto talento de un psicoanalista para apenas plagiar en buen romance una diatriba militarista. El terror al terror, el horror al horror, se convierte en otra arma de control social y mental.
Bien o mal que le pese, si es que puede pesarle la crítica de este servidor nada humilde, cuestionar la crítica habilita al reproche y al sometimiento. El paraíso cultural de las derechas tristes. Tristes porque perdieron la oportunidad histórica de gobernar por los votos. Que por otra y la misma parte fueron fogoneados desde un gobierno que tampoco aceptó crítica alguna. Y creó un mecanismo (las PASO) que nunca utilizó.
Lo digo más claramente, para facilitar la crítica. Macri no llegó porque lo votaron, sino que lo votaron porque llegó. Justamente llegó porque la sangre tibia de los progresismos y otras pestes, asfaltaron el ascenso de otra de las versiones del hombre mediocre. Y las derechas tuvieron sus marchas alegres. No es la situación actual. Insistir en el “terror al terror” sólo logrará cautivar a las mayorías débiles.
Hace décadas, el terror a la patria socialista construido por la patria peronista, terminó creando el aparato criminal denominado “alianza anticomunista argentina”(triple A). El psicoanalista de marras inaugura la “alianza anti crítica argentina”. El padre de la patria liberal, aún senador de la nación, dijo: “Yo o el caos”. Y fue ambas cosas, re elección mediante.
Concedo que sólo la permanente crítica revolucionaria a los modelos del maquillaje político y económico es válida. Ejercerla asegura que las derechas sigan teniendo sus marchas tristes. Y ridículas. Y patéticas. Abolir la crítica es, por el contrario, la mejor forma de propiciar otras marchas alegres de las derechas.
Obviamente, no podemos permitirlo nunca más.
Pintura: La anarquía del año 20. Luis Felipe Noé
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